martes, 26 de enero de 2010

Asamblea Ordinaria

Asamblea Ordinaria es un grupo de música uruguaya creado en 1981, e integrado actualmente por Guillermo Lamolle, Carlos Giráldez y Francisco Rey.


Historia
El grupo nació en 1981 bajo la forma de quinteto conformado por Marcelo Aguiar, Rubén Colman, Carlos Giraldez, Adriana Lamana y Francisco Rey.
El sello Ayuí / Tacuabé edita su primer disco en 1986, titulado “A modo de comienzo”. Posteriormente Lamana y Colman abandonan el grupo, y con la formación resultante participan junto a Jorge Schellemberg, Guillermo Lamolle, Julio Brum y Javier Cabrera en la obra colectiva “Enzalada”, en la cual se registran las primeras grabaciones de varios de estos músicos.
Antes de la grabación de su segundo long play, titulado “Yo nunca fui”, deben atravesar un nuevo cambio en la integración del grupo, con la partida de Aguiar y la incorporación de Guillermo Lamolle, quedando de tal modo constituida la formación estable del trío que continúa hasta el presente.
Estilo
Dentro de sus influencias directas pueden ubicarse a integrantes de la llamada generación del 78’, de los cuales cabe mencionar a Leo Maslíah, Fernando Cabrera, Rubén Olivera y Los que iban cantando entre otros. Con varios de estos músicos estudiaron, e incluso llegaron a participar en discos de Jorge Lazaroff, Cecilia Prato y Marcos Velásquez.4
Las canciones que interpreta el grupo son creadas en su gran mayoría por alguno de sus integrantes o en conjunto, poniendo énfasis en sus aspectos compositivos así como en un toque particular de humor que caracteriza al grupo.



El hada y la sombra por Pedro Pablo Sacristán

Hace mucho, mucho tiempo, antes de que los hombres y sus ciudades llenaran la tierra, antes incluso de que muchas cosas tuvieran un nombre, existía un lugar misterioso custodiado por el hada del lago. Justa y generosa, todos sus vasallos siempre estaban dispuestos a servirle. Y cuando unos malvados seres amenazaron el lago y sus bosques, muchos se unieron al hada cuando les pidió que la acompañaran en un peligroso viaje a través de ríos, pantanos y desiertos en busca de la Piedra de Cristal, la única salvación posible para todos.
El hada advirtió de los peligros y dificultades, de lo difícil que sería aguantar todo el viaje, pero ninguno se asustó. Todos prometieron acompañarla hasta donde hiciera falta, y aquel mismo día, el hada y sus 50 más leales vasallos comenzaron el viaje. El camino fue aún más terrible y duro que lo había anunciado el hada. Se enfrentaron a bestias terribles, caminaron día y noche y vagaron perdidos por el desierto sufriendo el hambre y la sed. Ante tantas adversidades muchos se desanimaron y terminaron por abandonar el viaje a medio camino, hasta que sólo quedó uno, llamado Sombra. No era el más valiente, ni el mejor luchador, ni siquiera el más listo o divertido, pero continuó junto al hada hasta el final. Cuando ésta le preguntaba que por qué no abandonaba como los demás, Sombra respondía siempre lo mismo "Os dije que os acompañaría a pesar de las dificultades, y eso es lo que hago. No voy a dar media vuelta sólo porque haya sido verdad que iba a ser duro".
Gracias a su leal Sombra pudo el hada por fin encontrar la Piedra de Cristal, pero el monstruoso Guardián de la piedra no estaba dispuesto a entregársela. Entonces Sombra, en un último gesto de lealtad, se ofreció a cambio de la piedra quedándose al servicio del Guardián por el resto de sus días...
La poderosa magia de la Piedra de Cristal permitió al hada regresar al lago y expulsar a los seres malvados, pero cada noche lloraba la ausencia de su fiel Sombra, pues de aquel firme y generoso compromiso surgió un amor más fuerte que ningún otro. Y en su recuerdo, queriendo mostrar a todos el valor de la lealtad y el compromiso, regaló a cada ser de la tierra su propia sombra durante el día; pero al llegar la noche, todas las sombras acuden el lago, donde consuelan y acompañan a su triste hada.

domingo, 10 de enero de 2010

Urbano Moraes

Urbano Moraes (*27 de febrero de 1949, Montevideo) es un compositor, bajista y cantante uruguayo. Su participación como bajista en El Kinto entre los años 1968 y 1970 lo hace figurar entre los grandes representantes de lo que luego fue llamado candombe-beat, género caracterizado por la mezcla de ritmos y formas propias del candombe con pop y rock psicodélico -especialmente inspirado por la última etapa de The Beatles-, bossa nova, samba y otros géneros de gran riqueza rítmica.


Carrera musical

The Knacks

En 1966, Urbano formó su primera banda musical: The Knacks, influenciada directamente por The Beatles y la "invasión británica" de la década del 60. La integraban Urbano en bajo y voz, Pippo Spera en guitarra y voz, Gonzalo Vigil en guitarra y voz, y Quico Ciccone en batería.

El hecho de que Urbano fuese bajista en esa agrupación y se dedicara definitivamente a tocar este instrumento luego tiene algo de anecdótico. Poco antes de formarse la banda, Urbano, sin instrumento propio y ávido de obtener uno, fue a una tienda de venta de instrumentos musicales con la intención de comprar un teclado, en tanto mostraba cierta inclinación por el piano. Los teclados que encontró eran demasiado caros y, decidido a volver a casa con un instrumento, preguntó por el más barato que tuviesen. Éste resultó ser un bajo, y lo compró.

La agrupación tocó durante un año, participando en varios de los entonces llamados "conciertos beat" junto a músicos como Eduardo Mateo y Diane Denoir. Realizó, asimismo, varias actuaciones en las ciudades de Punta del Este, Mercedes y Fray Bentos, entre otras. Por otra parte, fue el primer grupo basado en instrumentos eléctricos que tocó en el Teatro Solís de Montevideo.

El Kinto

En 1968, Urbano entró en El Kinto sustituyendo a Antonio Lagarde en el bajo. Ese mismo año, Mario "Chichito" Cabral ingresó al conjunto en lugar de Rubén Rada. La salida de Rada no sólo significaba un reto para el percusionista que lo sucediera, sino que dejaba además un vacío evidente a nivel de voces, en tanto quedaba sólo Eduardo Mateo como vocalista original. Una vez que entró "Chiche" Cabral como percusionista, Urbano se encargó, junto con Mateo, de las voces.

Al año siguiente de su entrada, fue sustituido por Alfredo Vita, pero sólo durante un tiempo. La formación definitiva de El Kinto en 1970 -año de su disolución- contaba con Mateo en guitarra y voz, Chiche Cabral en percusión, Walter Cambón en guitarra, Luis Sosa en batería y Urbano en bajo y voz.

El Kinto, además de ser pionero en el candombe-beat, fue el primer grupo beat uruguayo que hizo la totalidad de sus letras en español. Grupos como Los Shakers también merecen ser reconocidos como pioneros de este género -un ejemplo de ello es el tema "Candombe", incluido en el disco La conferencia secreta del Toto´s Bar de 1969- pero, al igual que en el caso de los grupos beat de mediados de los 60, sus letras eran escritas en inglés.

Imán, Califato Independiente

En 1973, con el inicio de la dictadura cívico-militar en Uruguay, Urbano decide irse a Buenos Aires. En 1975 viajó a España, donde se unió a la banda Imán, en sustitución de Iñaki Egaña. Grabó un disco con dicha banda. Su estancia en Europa se prolongó hasta 1982.

Como solista

Durante 1974, en una sesión para los estudios Sondor, Urbano grabó siete temas que luego serían incluidos en su disco Caminar detrás I y II editado en CD en el año 2002 por el sello Perro Andaluz. Estos temas fueron Caminar detrás (Moraes / Luis Sosa), Bahión, Regresar, Dónde buscarte ahora, Dime, Moroca (Pato Rovés) y Dejar un lugar (Moraes / Sosa / Rovés). En la grabación de estas canciones participaron, además de Urbano en bajo y voz, Luis Sosa en batería y Pato Rovés en guitarra. El ingeniero de sonido fue Henry Jasa.

Parte del material grabado por Urbano durante la década del 80 también fue incluido más tarde en el mismo CD, si bien otra buena parte del material de esa década se ha perdido. En 1985 grabó en vivo una versión de La mama vieja de Eduardo Mateo en el Circuito Cultural Municipal. En 1987, registró una versión de Cómo y dónde volverás, canción de su autoría, en el Teatro Stella D'italia de Montevideo, junto a Leonardo Amuedo en guitarra, Diego Ebbeler en teclados, Sergio Faluótico en batería, Jorge Camiruaga en vibráfono, José Píriz en saxo, Nego Haedo y Fernando Núñez en percusión y Elena Mañosa, Cabela Ramíres y Gabriela Correa en coros. En 1989 dejó registro de las canciones La selva, esa luz (Ricardo Fabini / Fernando Torrado), Hoy en día la gente (Moraes / Spera / Horacio Buscaglia), Revivir (Fabini), No te vayas (Moraes / Quique Azambuya) y Alilicia (Moraes / Azambuya), durante una temporada en Búzios, junto a Quique Azambuya en guitarra. En 1990, acompañado por Pippo Spera en guitarra, teclado y voz, y por Eduardo Márquez del Signore en bajo, grabó en Los Ángeles una versión de Quemando madera (Spera / Eduardo Marquez / Milton Nascimento).

Durante la década del 90, además de grabar varios discos de estudio, colaboró con la composición musical para una representación de Antígona en el Teatro El Galpón de Montevideo, dirigida por Horacio Buscaglia.




viernes, 8 de enero de 2010

La princesa de fuego (Pedro Pablo Sacristan)

Hubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:
- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.
El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.
Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados por su carácter y cercanía, y su sola presencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".
Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días




jueves, 7 de enero de 2010

Días de Blues

Días de Blues fue una banda de blues, rock, y hard rock que nació en Montevideo, Uruguay en 1972. Los tres integrantes provenían del grupo Opus Alfa, con el cual habían ganado una merecida notoriedad dentro y fuera de fronteras y además grabado un disco; que en ese mismo momento estaba a punto de editarse. Desde el punto de vista musical el grupo se constituyó en el power trío más importante que había dado el Uruguay hasta ese momento; siendo además un importante antecedente en el nacimiento del hard rock en dicho país. Por otra parte la banda cuidó mucho e hizo especial hincapié en las letras; las cuales no sólo utilizan el mismo lenguaje de la gente sino que son directas y muy conscientes de lo que dicen.


Historia
Pre estreno en el Teatro Solís
El grupo se presentó por primera vez en el Teatro Solís de Montevideo compartiendo escenario con el músico argentino Litto Nebbia, el 18 de junio de 1972. Los más de mil espectadores presentes los apabullaron a aplausos y ovaciones.
Presentación formal en solitario
El primer recital enteramente propio fue rápidamente organizado en menos de diez días, y tuvo lugar el 4 de julio de 1972 en el Teatro Nuevo Stella de Montevideo. Dicho concierto puede ser perfectamente considerado como uno de los primeros recitales de hard rock llevados a cabo en Uruguay; suponiendo además una importante innovación no sólo musical sino también desde el punto de vista de la amplificación. Allí tocaron las ocho canciones que posteriormente formarían parte de su primer disco y otras que a día de hoy se mantienen inéditas: “Nuestro Deseo”, “No entiendo nada”, “Días de Blues”, “Están locos” y “Ha pasado mucho tiempo”; todas ellas material original compuesto por el propio grupo.
Macro Festivales en Uruguay y Argentina y primer disco
La propuesta innovadora del grupo fue inmensamente apreciada por el público local y así se sucedieron más actuaciones como por ejemplo en la Biblioteca Nacional y luego en un gran festival en el Velódromo de Montevideo. Tal y como ocurriese con Opus Alfa, “Días de Blues” actuó también con enorme éxito en el Festival BAROCK en Argentina el 27 de octubre de 1972; dando lugar a que su primer disco se editase también allí a través del sello Trova.
Grabación del disco L.P. y comienzo de los cambios
El disco debut de Días de Blues se grabó en noviembre de 1972 en los estudios ION de Buenos Aires por Carlos Píriz y fue editado a principios de 1973. La edición uruguaya tenía en la carátula una excelente ilustración del dibujante, caricaturista y viñetista uruguayo Celmar Poumé, la cual lamentablemente no fue tenida en cuenta en la edición argentina. Debido al deterioro de la situación política en el Uruguay de 1973, la cual desembocaría en un golpe de estado, Jorge Barral emigra a España y Daniel Bertolone hace lo mismo pero con destino a Australia. Jorge Graf siguió adelante con el grupo con diferentes músicos. En el bajo estuvieron Angel Armagno y Gustavo “Mamut” Muñoz, mientras que en la guitarra han hecho lo propio Freddy Ramos y Daniel Henestrosa. A mediados de los 70s, Jorge Graf emigra a Italia regresando al Uruguay ya en la década siguiente. En 1987 se forma un gran conglomerado de músicos que se llamó Rómulo Bogalle y la Banda de Días de Blues. Esta big band cultivaba un estilo con una cierta raíz bluesística pero más orientada hacia el candombe; ya que contaba con una cuerda completa de tambores además de la batería de Jorge Graf. Allí alinearon entre otros Mario Cilindrón al bajo, Raúl Lema y Alvaro Armesto en vientos, Fernando Labrada en guitarra y Rómulo Bogalle en voz y por otra parte autor de la mayoría de las canciones. La última reencarnación de “Días de Blues” tocó entre 1991 y 1992 y contó con tres guitarristas: “Palito” Elissalde, Luis Firpo y Lulo Higgs; manteniéndose a la batería Jorge Graf e incorporando al bajista Gerardo Babuglia y al cantante Heber Píriz. Dejaron un casete grabado en vivo en el Teatro Stella los días 13 y 14 de noviembre de 1991, llamado “En vivo-Grabación Digital” y editado por el sello Sondor. Con el paso de los años “Días de Blues” se ha convertido en grupo de culto y su primer disco profusamente reeditado en países como Alemania e Italia. Su influencia puede detectarse en ciertas canciones de grupos como La Banda de la Luna Azul, El conde de Saint Germain o el también power trio Incandescente Blues Band.
Integración original
• Jorge Barral, bajo, guitarra acústica, orrigontófono y voz
• Daniel Bertolone, guitarra, slide, Armónica, pianola y voz
• Jorge Graf, batería y pianola




miércoles, 6 de enero de 2010

Pulgarcito

Erase una vez un pobre campesino. Una noche se encontraba sentado, atizando el fuego, mientras que su esposa hilaba sentada junto a él. Ambos se lamentaban de hallarse en un hogar sin niños.

-¡Qué triste es no tener hijos! -dijo él-. En esta casa siempre hay silencio, mientras que en los demás hogares hay tanto bullicio y alegría...

-¡Es verdad! -contestó la mujer suspirando-. Si por lo menos tuviéramos uno, aunque fuese muy pequeño y no mayor que el pulgar, seríamos felices y lo querríamos de todo corazón.

Y entonces sucedió que la mujer se indispuso y, después de siete meses, dio a luz a un niño completamente normal en todo, si exceptuamos que no era más grande que un dedo pulgar.

-Es tal como lo habíamos deseado. Va a ser nuestro hijo querido.

Y debido a su tamaño lo llamaron Pulgarcito. No le escatimaron la comida, pero el niño no creció y se quedó tal como era en el momento de nacer. Sin embargo, tenía una mirada inteligente y pronto dio muestras de ser un niño listo y hábil, al que le salía bien cualquier cosa que se propusiera.

Un día, el campesino se aprestaba a ir al bosque a cortar leña y dijo para sí:

-Ojalá tuviera a alguien que me llevase el carro.

-¡Oh, padre! -exclamó Pulgarcito- ¡Ya te llevaré yo el carro! ¡Puedes confiar en mí! En el momento oportuno lo tendrás en el bosque.

El hombre se echó a reír y dijo:

-¿Cómo podría ser eso? Eres demasiado pequeño para llevar de las bridas al caballo.

-¡Eso no importa, padre! Si mamá lo engancha, yo me pondré en la oreja del caballo y le iré diciendo al oído por dónde ha de ir.

-¡Está bien! -contestó el padre-, probaremos una vez.

Cuando llegó la hora, la madre enganchó el carro y colocó a Pulgarcito en la oreja del caballo, donde el pequeño se puso a gritarle por dónde tenía que ir, tan pronto con un "¡Heiii!", como con un "¡Arre!". Todo fue tan bien como si un conductor de experiencia condujese el carro, encaminándose derecho hacia el bosque.

Sucedió que, justo al doblar un recodo del camino, cuando el pequeño iba gritando "¡Arre! ¡Arre!" , acertaron a pasar por allí dos forasteros.

-¡Cómo es eso! -dijo uno- ¿Qué es lo que pasa? Ahí va un carro, y alguien va arreando al caballo; sin embargo no se ve a nadie conduciéndolo.

-Todo es muy extraño -dijo el otro-. Vamos a seguir al carro para ver dónde se para.

Pero el carro se internó en pleno bosque y llegó justo al sitio donde estaba la leña cortada. Cuando Pulgarcito vio a su padre, le gritó:

-¿Ves, padre? Ya he llegado con el carro. Bájame ahora del caballo.

El padre tomó las riendas con la mano izquierda y con la derecha sacó a su hijo de la oreja del caballo. Pulgarcito se sentó feliz sobre una brizna de hierba. Cuando los dos forasteros lo vieron se quedaron tan sorprendidos que no supieron qué decir. Ambos se escondieron, diciéndose el uno al otro:

-Oye, ese pequeñín bien podría hacer nuestra fortuna si lo exhibimos en la ciudad y cobramos por enseñarlo. Vamos a comprarlo.

Se acercaron al campesino y le dijeron:

-Véndenos al pequeño; estará muy bien con nosotros.

-No -respondió el padre- es mi hijo querido y no lo vendería ni por todo el oro del mundo.

Pero al oír esta propuesta, Pulgarcito trepó por los pliegues de la ropa de su padre, se colocó sobre su hombro y le susurró al oído:

-Padre, véndeme, que ya sabré yo cómo regresar a casa.

Entonces, el padre lo entregó a los dos hombres a cambio de una buena cantidad de dinero.

-¿Dónde quieres sentarte? -le preguntaron.

-¡Da igual ! Colocadme sobre el ala de un sombrero; ahí podré pasearme de un lado para otro, disfrutando del paisaje, y no me caeré.

Cumplieron su deseo y, cuando Pulgarcito se hubo despedido de su padre, se pusieron todos en camino. Viajaron hasta que anocheció y Pulgarcito dijo entonces:

-Bajadme un momento; tengo que hacer una necesidad.

-No, quédate ahí arriba -le contestó el que lo llevaba en su cabeza-. No me importa. Las aves también me dejan caer a menudo algo encima.

-No -respondió Pulgarcito-, yo también sé lo que son las buenas maneras. Bajadme inmediatamente.

El hombre se quitó el sombrero y puso a Pulgarcito en un sembrado al borde del camino. Por un momento dio saltitos entre los terrones de tierra y, de repente, se metió en una madriguera que había localizado desde arriba.

-¡Buenas noches, señores, sigan sin mí! -les gritó con un tono de burla.

Los hombres se acercaron corriendo y rebuscaron con sus bastones en la madriguera del ratón, pero su esfuerzo fue inútil. Pulgarcito se arrastró cada vez más abajo y, como la oscuridad no tardó en hacerse total, se vieron obligados a regresar, burlados y con las manos vacías.

Cuando Pulgarcito advirtió que se habían marchado, salió de la madriguera.

-Es peligroso atravesar estos campos de noche -pensó-; sería muy fácil caerse y romperse un hueso.

Por fortuna tropezó con una concha vacía de caracol.

-¡Gracias a Dios! -exclamó- Ahí podré pasar la noche con tranquilidad.

Y se metió dentro del caparazón. Un momento después, cuando estaba a punto de dormirse, oyó pasar a dos hombres; uno de ellos decía:

-¿Cómo haremos para robarle al cura rico todo su oro y su plata?

-¡Yo podría decírtelo! -se puso a gritar Pulgarcito.

-¿Qué fue eso? -dijo uno de los espantados ladrones-; he oído hablar a alguien.

Se quedaron quietos escuchando, y Pulgarcito insistió:

-Llevadme con vosotros y os ayudaré.

-¿Dónde estás?

-Buscad por la tierra y fijaos de dónde viene la voz -contestó.

Por fin los ladrones lo encontraron y lo alzaron hasta ellos.

-A ver, pequeñajo, ¿cómo vas a ayudarnos?

-¡Escuchad! Yo me deslizaré por las cañerías hasta la habitación del cura y os iré pasando todo cuanto queráis.

-¡Está bien! Veremos qué sabes hacer.

Cuando llegaron a la casa del cura, Pulgarcito se introdujo en la habitación y se puso a gritar con todas sus fuerzas.

-¿Queréis todo lo que hay aquí?

Los ladrones se estremecieron y le dijeron:

-Baja la voz para que nadie se despierte.

Pero Pulgarcito hizo como si no entendiera y continuó gritando:

-¿Qué queréis? ¿Queréis todo lo que hay aquí?

La cocinera, que dormía en la habitación de al lado, oyó estos gritos, se incorporó en su cama y se puso a escuchar, pero los ladrones asustados se habían alejado un poco. Por fin recobraron el valor diciéndose:

-Ese pequeñajo quiere burlarse de nosotros.

Regresaron y le susurraron:

-Vamos, nada de bromas y pásanos alguna cosa.

Entonces, Pulgarcito se puso a gritar de nuevo con todas sus fuerzas:

-Sí, quiero daros todo; sólo tenéis que meter las manos.

La cocinera, que ahora oyó todo claramente, saltó de su cama y se acercó corriendo a la puerta. Los ladrones, atemorizados, huyeron como si los persiguiese el diablo, y la criada, que no veía nada, fue a encender una vela. Cuando regresó, Pulgarcito, sin ser descubierto, se había escondido en el pajar. La sirvienta, después de haber registrado todos los rincones y no encontrar nada, acabó por volver a su cama y supuso que había soñado despierta.

Pulgarcito había trepado por la paja y en ella encontró un buen lugar para dormir. Quería descansar allí hasta que se hiciese de día para volver luego con sus padres, pero aún habrían de ocurrirle otras muchas cosas antes de poder regresar a su casa.

Como de costumbre, la criada se levantó antes de que despuntase el día para dar de comer a los animales. Fue primero al pajar, y de allí tomó una brazada de heno, precisamente del lugar en donde dormía Pulgarcito. Estaba tan profundamente dormido que no se dio cuenta de nada, y no despertó hasta que estuvo en la boca de la vaca que se había tragado el heno.

-¡Oh, Dios mío! -exclamó-. ¿Cómo he podido caer en este molino?

Pero pronto se dio cuenta de dónde se encontraba. No pudo hacer otra cosa sino evitar ser triturado por los dientes de la vaca; mas no pudo evitar resbalar hasta el estómago.

-En esta habitación tan pequeña se han olvidado de hacer una ventana -se dijo-, y no entra el sol y tampoco veo ninguna luz.

Este lugar no le gustaba nada, y lo peor era que continuamente entraba más paja por la puerta, por lo que el espacio iba reduciéndose cada vez más. Entonces, presa del pánico, gritó con todas sus fuerzas:

-¡No me traigan más forraje! ¡No me traigan más forraje!

La moza estaba ordeñando a la vaca cuando oyó hablar sin ver a nadie, y reconoció que era la misma voz que había escuchado por la noche. Se asustó tanto que cayó del taburete y derramó toda la leche. Corrió entonces a toda velocidad hasta donde se encontraba su amo y le dijo:

-¡Ay, señor cura, la vaca ha hablado!

-¡Estás loca! -repuso el cura.

Y se dirigió al establo a ver lo que ocurría; pero, apenas cruzó el umbral, cuando Pulgarcito se puso a gritar de nuevo:

-¡No me traigan más forraje! ¡No me traigan más forraje!

Ante esto, el mismo cura también se asustó, suponiendo que era obra del diablo, y ordenó que se matara a la vaca. Entonces la vaca fue descuartizada y el estómago, donde estaba encerrado Pulgarcito, fue arrojado al estiércol. Nuestro amigo hizo ímprobos esfuerzos por salir de allí y, cuando ya por fin empezaba a sacar la cabeza, le aconteció una nueva desgracia. Un lobo hambriento, que acertó a pasar por el lugar, se tragó el estómago de un solo bocado. Pulgarcito no perdió los ánimos. «Quizá -pensó- este lobo sea comprensivo». Y, desde el fondo de su panza, se puso a gritarle:

-¡Querido lobo, sé donde hallar un buena comida para ti!

-¿Adónde he de ir? -preguntó el lobo.

-En tal y tal casa. No tienes más que entrar por la trampilla de la cocina y encontrarás tortas, tocino y longanizas, tanto como desees comer.

Y Pulgarcito le describió minuciosamente la casa de sus padres.

El lobo no necesitó que se lo dijeran dos veces. Por la noche entró por la trampilla de la cocina y, en la despensa, comió de todo con inmenso placer. Cuando estuvo harto, quiso salir, pero había engordado tanto que ya no cabía por el mismo sitio. Pulgarcito, que lo tenía todo previsto, comenzó a patalear y a gritar dentro de la barriga del lobo.

-¿Te quieres estar quieto? -le dijo el lobo-. Vas a despertar a todo el mundo.

-¡Ni hablar! -contestó el pequeño-. ¿No has disfrutado bastante ya? Ahora yo también quiero divertirme.

Y se puso de nuevo a gritar con todas sus fuerzas. Los chillidos despertaron finalmente a sus padres, quienes corrieron hacia la despensa y miraron por una rendija. Cuando vieron al lobo, el hombre corrió a buscar el hacha y la mujer la hoz.

-Quédate detrás de mí -dijo el hombre al entrar en la despensa-. Primero le daré un golpe con el hacha y, si no ha muerto aún, le atizarás con la hoz y le abrirás las tripas.

Cuando Pulgarcito oyó la voz de su padre, gritó:

-¡Querido padre, estoy aquí; aquí, en la barriga del lobo!

-¡Gracias a Dios! -dijo el padre-. ¡Ya ha aparecido nuestro querido hijo!

Y le indicó a su mujer que no usara la hoz, para no herir a Pulgarcito. Luego, blandiendo el hacha, asestó al lobo tal golpe en la cabeza que éste cayó muerto. Entonces fueron a buscar un cuchillo y unas tijeras, le abrieron la barriga al lobo y sacaron al pequeño.

-¡Qué bien! -dijo el padre-. ¡No sabes lo preocupados que estábamos por ti!

-¡Sí, padre, he vivido mil aventuras. ¡Gracias a Dios que puedo respirar de nuevo aire fresco!

-Pero, ¿dónde has estado?

-¡Ay, padre!, he estado en la madriguera de un ratón, en el estómago de una vaca y en la barriga de un lobo. Ahora estoy por fin con vosotros.

-Y no te volveremos a vender ni por todo el oro del mundo.

Y abrazaron y besaron con mucho cariño a su querido Pulgarcito; le dieron de comer y de beber, lo bañaron y le pusieron ropas nuevas, pues las que llevaba se habían estropeado en su accidentado viaje.





martes, 5 de enero de 2010

Luis Cluzeau Mortet

Luis Cluzeau Mortet (Montevideo, 16 de noviembre de 1888 - 28 de septiembre de 1957), compositor y músico uruguayo.


Primera Viola, desde 1931 hasta 1946, año en que se retiro por su afección auditiva de la OSSODRE.
Es considerado junto a Alfonso Broqua y Eduardo Fabini, pertenecientes al nacionalismo musical uruguayo.
Entre su producción como compositor, se destaca la música para piano, canto y piano y sinfónico.
Su gran obra fue Carreta Quemada del año 1916.
Para orquesta sinfónica escribió Rancherío, Poema Nativo, Llanuras, Soledad Campestre, La Siesta, Preludio y Danza y Sinfonía Artigas.
Fue Profesor en Liceos de Enseñanza Secundaría y en los Institutos Normales y Director Honorario del Coro del Instituto Nacional de Ciegos.




lunes, 4 de enero de 2010

El patito feo

Tierra adentro, en la parte baja de la pradera, escondido entre los altos juncos que crecían en el borde de la laguna, había un nido lleno de huevos. Mamá Pata estaba suavemente sentada sobre ellos, para darles calor. Esperaba con paciencia el nacimiento de sus patitos.

Crac! Crac! Uno tras otro comenzaron a abrirse los huevos, y los patitos asomaban por ellos sus cabecitas. Pero... que será esa horrible ave gris que aparecía? Mamá Pata no salía de su asombro. "Ninguno de los otros patitos es como este!", exclamó.

Algunos días después, Mamá Pata fue caminando hasta la laguna seguida de sus patitos. Plafff! Se lanzó al agua... y uno tras otro saltaron los patitos. Flotaban espléndidamente. Y hasta el patito feo nadó junto a ellos.

Pero después fueron al corral de los patos. Los otros patos los miraron con impertinencia y dijeron: "Miren, aquí viene otra cría, como si ya no fuéramos bastantes! Y qué feo es ese patito! Sáquenlo de este corral! No lo queremos!".

Uno por uno, los patos se lanzaron sobre el patito feo y lo picotearon en el cuello, y lo empujaron de un lado a otro. Vinieron después algunos pollitos y ellos también picotearon al pobrecito.

Mamá Pata trató de proteger al patito feo. "Déjenlo tranquilo", pidió a las malignas aves, "él no hace daño a nadie". Pero de nada sirvió. Y hasta sus propios hermanitos empezaron a tratarlo mal.

Todos los días era lo mismo. El patito feo no podía escapar al maltrato. "Creo que será mejor que me vaya lejos, muy lejos", se dijo por fin. Así es que, saltando el cerco, salió a viajar tan rápido como pudo.

Llegó el otoño. Las hojas se pusieron amarillentas y rojizas en el bosque. Una tarde, a la puesta del sol, aparecieron unos cisnes por entre los arbustos. "Ah! Qué lindo ser tan hermoso como ellos!", suspiró el patito feo.

Vino después el invierno. Los días eran cada vez más fríos y el pobre patito feo tuvo que nadar en el agua helada que empezaba a congelarse a su alrededor. Nadie le traía alimentos y apenas tenía qué comer. Todo era muy triste!.

En la primavera, cuando el sol volvió a calentar la tierra y las plantas a florecer, el patito feo notó que sus alas se habían agrandado y eran muy fuertes. Las batió contra su cuerpo, una y dos veces, hasta que por fin se elevó en el aire.

No pasó mucho tiempo antes de que se encontrara en un gran jardín. Tres hermosos cisnes nadaban en un estanque. "Me gustaría ir con ellos", se dijo el patito. Quizá ni siquiera me hagan caso, por ser tan feo. Pero, sin embargo, no importa, lo intentaré".

Voló hasta el agua y nadó rápidamente hacia ellos. Pero cuando miró hacia abajo y vio su propio reflejo en el agua clara, que sorpresa! Ya no era un ave oscura y fea, como le había parecido siempre. Él también era ahora un hermoso cisne blanco.

Unos niños entraron al jardín, gritando: Un cisne nuevo! Mírenlo, aquí!" Y después añadieron: "Es el más lindo de todos los cisnes!".

El cisne nuevo volvió tímidamente la cabeza. Pero se sentía feliz. Aleteó, curvó el grácil cuello y dijo: "Jamás soñé con tanta dicha cuando era el patito feo".

domingo, 3 de enero de 2010

Mariana Ingold

Mariana Ingold Barbé (Montevideo, 16 de octubre de 1961) compositora, teclista y cantante de música popular uruguaya.


Por parte de su madre es prima hermana de Pablo Behrens Barbé, ex jugador de la selección de rugby de Uruguay, quien produjo la película El chevrolé.
Carrera artística
Ha realizado estudios de música contemporánea, música coral y musicología. En su extensa trayectoria artística ha participado en la formación de los grupos «Travesía» y «Las tres», así como la edición de varios discos de canciones, música instrumental y música para niños. También compuso música para varios videos educativos y para distintas obras de teatro. Dentro de su producción discográfica pueden encontrarse varios trabajos solistas y otros tantos en co-autoría con Osvaldo Fattoruso.
Travesía
En 1981 funda junto a Estela Magnone y Mayra Hugo el grupo "Travesía", el cual se caracterizó por ser el primero de los grupos vocales femeninos, experiencia que sería seguida posteriormente por el grupo "Las tres", el "Cuarteto vocal la otra" o "La dulce". Este grupo edito en 1983, para el sello Ayuí / Tacuabé el disco "Ni un minuto más de dolor". Posteriormente, y antes de su disolución participan de las obras colectivas "Comenzar de nuevo" y "ADEMPU canta".
Solista
Su carrera solista comienza con su participación en el disco colectivo "Hasta siempre" en 1985. Al año siguiente edita su primer larga duración, el cual se tituló "Todo depende".
Paralelamente a su actividad solista, conforma en 1988 junto a Laura Canoura y Estela Magnone el grupo "Las tres". El mismo inició como un espectáculo que brindaban estas artistas en La Barraca, haciendo cada una su propio repertorio acompañado por las restantes y otros tres músicos. Al poco tiempo abandona este grupo, dejando su lugar a Flavia Ripa.
En 1989 edita el álbum «Cambio de clima», el cual sería su último disco solista por un período de diez años. En ese período comienza su actividad artística compartida con Osvaldo Fattoruso, con el cual edita entre 1989 y 1996 una decena de álbumes.
Hacia 1999 retoma su producción discográfica solista con el lanzamiento de la antología "Fue ayer" y con la edición del disco "El gran misterio".
A lo largo de 35 años de trayectoria artística, ha integrado las bandas de Eduardo Mateo, Hugo Fattoruso, Leo Maslíah, Rubén Rada, Fernando Cabrera y Eduardo Darnauchans y entre otros. Con ellos ha grabado distintos discos, así como también con otros músicos uruguayos como Jaime Roos, Daniel Viglietti, Osvaldo Fattoruso, Larbanois - Carrero, Jorge Schellemberg, Mauricio Ubal, Rubén Olivera, Jorge Galemire, Lágrima Ríos, Jorge Lazaroff, Washington Carrasco y Cristina Fernández entre otros. Trascendiendo fronteras, ha grabado con músicos como Tim Rescala, Fino Bingert, Litto Nebbia y Quintino Cinelli y con la banda sueca Latin Lover.
En el marco de varias giras internacionales por países como España, Brasil, Suecia, Suiza, Argentina, Francia, Chile, México y Cuba ha compartido escenarios con músicos como Chico Buarque, Fito Páez, Joao Gilberto, James Moody, Leny Andrade, Clark Terry, Alcíone, Dave Samuels y Paquito d'Rivera, entre otros.




sábado, 2 de enero de 2010

Lima Limon

Lima Limon
Te vas a divertir
Solferino 3861 esq. Batlle y Ordoñez
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Simbad el marino

Hace muchos, muchísimos años, en la ciudad de Bagdag vivía un joven llamado Simbad. Era muy pobre y, para ganarse la vida, se veía obligado a transportar pesados fardos, por lo que se le conocía como Simbad el Cargador. - ¡Pobre de mí! -se lamentaba- ¡qué triste suerte la mía! Quiso el destino que sus quejas fueran oídas por el dueño de una hermosa casa, el cual ordenó a un criado que hiciera entrar al joven. A través de maravillosos patios llenos de flores, Simbad el Cargador fue conducido hasta una sala de grandes dimensiones. En la sala estaba dispuesta una mesa llena de las más exóticas viandas y los más deliciosos vinos. En torno a ella había sentadas varias personas, entre las que destacaba un anciano, que habló de la siguiente manera: -Me llamo Simbad el Marino. No creas que mi vida ha sido fácil. Para que lo comprendas, te voy a contar mis aventuras... " Aunque mi padre me dejó al morir una fortuna considerable; fue tanto lo que derroché que, al fin, me vi pobre y miserable. Entonces vendí lo poco que me quedaba y me embarqué con unos mercaderes.

Navegamos durante semanas, hasta llegar a una isla. Al bajar a tierra el suelo tembló de repente y salimos todos proyectados: en realidad, la isla era una enorme ballena. Como no pude subir hasta el barco, me dejé arrastrar por las corrientes agarrado a una tabla hasta llegar a una playa plagada de palmeras. Una vez en tierra firme, tomé el primer barco que zarpó de vuelta a Bagdag..." Llegado a este punto, Simbad el Marino interrumpió su relato. Le dio al muchacho 100 monedas de oro y le rogó que volviera al día siguiente. Así lo hizo Simbad y el anciano prosiguió con sus andanzas... " Volví a zarpar. Un día que habíamos desembarcado me quedé dormido y, cuando desperté, el barco se había marchado sin mí. Llegué hasta un profundo valle sembrado de diamantes.

Llené un saco con todos los que pude coger, me até un trozo de carne a la espalda y aguardé hasta que un águila me eligió como alimento para llevar a su nido, sacándome así de aquel lugar." Terminado el relato, Simbad el Marino volvió a darle al joven 100 monedas de oro, con el ruego de que volviera al día siguiente... "Hubiera podido quedarme en Bagdag disfrutando de la fortuna conseguida, pero me aburría y volví a embarcarme. Todo fue bien hasta que nos sorprendió una gran tormenta y el barco naufragó. Fuimos arrojados a una isla habitada por unos enanos terribles, que nos cogieron prisioneros. Los enanos nos condujeron hasta un gigante que tenía un solo ojo y que comía carne humana. Al llegar la noche, aprovechando la oscuridad, le clavamos una estaca ardiente en su único ojo y escapamos de aquel espantoso lugar. De vuelta a Bagdag, el aburrimiento volvió a hacer presa en mí. Pero esto te lo contaré mañana..." Y con estas palabras Simbad el Marino entregó al joven 100 piezas de oro.

"Inicié un nuevo viaje, pero por obra del destino mi barco volvió a naufragar. Esta vez fuimos a dar a una isla llena de antropófagos. Me ofrecieron a la hija del rey, con quien me casé, pero al poco tiempo ésta murió. Había una costumbre en el reino: que el marido debía ser enterrado con la esposa. Por suerte, en el último momento, logré escaparme y regresé a Bagdag cargado de joyas..." Y así, día tras día, Simbad el Marino fue narrando las fantásticas aventuras de sus viajes, tras lo cual ofrecía siempre 100 monedas de oro a Simbad el Cargador. De este modo el muchacho supo de cómo el afán de aventuras de Simbad el Marino le había llevado muchas veces a enriquecerse, para luego perder de nuevo su fortuna. El anciano Simbad le contó que, en el último de sus viajes, había sido vendido como esclavo a un traficante de marfil. Su misión consistía en cazar elefantes. Un día, huyendo de un elefante furioso, Simbad se subió a un árbol. El elefante agarró el tronco con su poderosa trompa y sacudió el árbol de tal modo que Simbad fue a caer sobre el lomo del animal. Éste le condujo entonces hasta un cementerio de elefantes; allí había marfil suficiente como para no tener que matar más elefantes. Simbad así lo comprendió y, presentándose ante su amo, le explicó dónde podría encontrar gran número de colmillos. En agradecimiento, el mercader le concedió la libertad y le hizo muchos y valiosos regalos. "Regresé a Bagdag y ya no he vuelto a embarcarme -continuó hablando el anciano-. Como verás, han sido muchos los avatares de mi vida. Y si ahora gozo de todos los placeres, también antes he conocido todos los padecimientos." Cuando terminó de hablar, el anciano le pidió a Simbad el Cargador que aceptara quedarse a vivir con él. El joven Simbad aceptó encantado, y ya nunca más, tuvo que soportar el peso de ningún fardo.

viernes, 1 de enero de 2010

Agustín Carlevaro

Agustín Carlevaro (Montevideo, 6 de enero de 1913 – Montevideo, 1995) fue un arquitecto, arreglista y músico uruguayo, considerado en ese país como el mejor solista de guitarra en tango.



Hijo del médico Juan Carlos Carlevaro, quien era aficionado a la guitarra y de Blanca Casal Ricordi, cursó al igual que su hermano Abel Carlevaro, estudios de guitarra clásica con Pedro Vittone. En 1963 comienza a realizar arreglos de tango para guitarra sola.




Los tres cerditos

En el corazón del bosque vivían tres cerditos que eran hermanos. El lobo siempre andaba persiguiéndoles para comérselos. Para escapar del lobo, los cerditos decidieron hacerse una casa. El pequeño la hizo de paja, para acabar antes y poder irse a jugar. El mediano construyó una casita de madera. Al ver que su hermano pequeño había terminado ya, se dio prisa para irse a jugar con él. El mayor trabajaba en su casa de ladrillo. - Ya veréis lo que hace el lobo con vuestras casas- riñó a sus hermanos mientras éstos se lo pasaban en grande.

El lobo salió detrás del cerdito pequeño y él corrió hasta su casita de paja, pero el lobo sopló y sopló y la casita de paja derrumbó. El lobo persiguió también al cerdito por el bosque, que corrió a refugiarse en casa de su hermano mediano. Pero el lobo sopló y sopló y la casita de madera derribó.

Los dos cerditos salieron pitando de allí. Casi sin aliento, con el lobo pegado a sus talones, llegaron a la casa del hermano mayor. Los tres se metieron dentro y cerraron bien todas las puertas y ventanas. El lobo se puso a dar vueltas a la casa, buscando algún sitio por el que entrar. Con una escalera larguísima trepó hasta el tejado, para colarse por la chimenea. Pero el cerdito mayor puso al fuego una olla con agua. El lobo comilón descendió por el interior de la chimenea, pero cayó sobre el agua hirviendo y se escaldó. Escapó de allí dando unos terribles aullidos que se oyeron en todo el bosque. Se cuenta que nunca jamás quiso comer cerdito.

Fiestas del domingo 16 de Agosto del 2015

En este día del niño empezamos de mañanita en el Hospital Pereira Rosell, en una linda fiesta que prepararon los funcionarios para todos los...