jueves, 31 de diciembre de 2009

Walter Bordoni

Walter Bordoni (19 de julio de 1962, Montevideo) compositor, cantante, pianista y guitarrista de música popular uruguaya.


Trayectoria
Comienzos artísticos
Sus primeros cursos de piano comenzaron a la edad de 5 años. Posteriormente continuo sus estudios de forma autodidacta en guitarra. Hacia 1980 recibe instrucción en distintas áreas como armonía tradicional de parte de Yolanda Rizzardini, piano clásico a cargo de Raquel Boldorini y piano (música popular, jazz e improvisación) de parte de Coco Fernández. También recibe cursos de guitarra impartidos por Luis Trochón, Fernando Yañez y de guitarra y armonía por Esteban Klísich. Finalmente, también participó en un taller de composición y análisis musical con Coriún Aharonían y un Curso de letras de canciones con Eduardo Darnauchans.
En 1987 participó en la 5ta y última edición del Festival de La Paz, obteniendo los premios al “mejor solista” y “mejor canción inédita”. Este evento significó un importante ámbito de promoción y difusión de artistas nuevos, entre cuyos ganadores se contaron a Gabriela Posada, Claudio y Rossana Taddei, entre otros. El jurado de esta edición estuvo constituido por importantes figuras del medio artístico uruguayo, como Washington Benavides, Eduardo Darnauchans, Esteban Klísich y Pablo Estramín, entre otros.
En esta época integra junto a otros jóvenes artistas el “Taller de Músicos El Sótano”, participando en distintos espectáculos organizados por el mismo.
El gol de la valija
En 1990 obtiene una mención especial en la categoría Inéditos, en el “1er Certamen Municipal de Producción Musical”. Al año siguiente, el sello Ayuí / Tacuabé edita su primer larga duración, titulado “El gol de la valija y otros cuentos”, el cual logró una buena recepción de público y crítica
Podría apostar a la futura producción de Walter Bordoni. Acá hay como un ajuste de cuentas con sus raíces y sus maestros. Explorando dentro de sí, descarnando algo más sus textos y manteniendo esa garra interpretativa, que es poderosa sin descartar la ternura y la prolijidad, su aporte podría crecer a la altura de los más interesantes de la nueva música nacional.
Flor nueva de películas viejas
Su segundo lp es lanzado al mercado en 1994 bajo el título “Flor nueva de películas viejas”. La crítica especializada lo valoró como uno de los mejores trabajos de música uruguaya, al mismo tiempo que posicionó al autor entre los mas importantes interpretes y compositores del Uruguay.
Walter Bordoni entra con el CD Flor nueva de películas viejas por la puerta grande de la cancionística urbana montevideana. Frágil, la obra de Bordoni encanta, y se corre a veces hacia el blues, otras a la balada, pero siempre narrando canciones que de una y otra manera dibujan una cosmovisión del treintaypico montevideano.

Aguafuertes Montevideanas
Alrededor de 1994 comienza junto a Gastón Rodríguez, un proyecto artístico llamado "Aguafuertes Montevideanas", el cual incluyó la realización de video-clips, páginas web, actuaciones en vivo en distintos puntos del país y la grabación del CD homónimo que fue editado en 1997. El mismo fue aclamado por el público y la crítica, consolidándose con el paso del tiempo en una de las obras más importantes de la música popular uruguaya de los últimos 15 años.
Walter Bordoni y Gastón Rodríguez abren un mundo de paisajes de poesía urbana que no cae en lugares comunes. "Aguafuertes montevideanas" es un disco importante en la canción montevideana, en un momento de poco recambio para varias generaciones de músicos. Bordoni y Rodríguez muestran en este disco un fuerte planteo estético y buenas canciones y, junto a Jorge Drexler, son los que más han sacado cabeza de su generación.


...el disco que acaban de presentar es fundamentalmente un trabajo muy profesional, con un sonido óptimo, con una originalísima presentación gráfica...
...un disco sensible que navega al límite entre las referencias literarias que quizás conocen pocos pero también las referencias populares más conocidas por muchos...
...estos dos artistas han creado esta maravilla que acaba de lanzar el sello Ayuí - Tacuabé.
Bien recibido por la crítica y la porción de público afín a la propuesta, “Aguafuertes montevideanas” tiene varias virtudes: la estatura poética, el desarrollo musical de los temas allí donde habitualmente casi todos los creadores los dan por concluidos y dos canciones que van a resistir el paso del tiempo: "Apolo 11" y "La cita". Walter Bordoni y Gastón Rodríguez ha producido uno de los discos más importantes de la música popular uruguaya de los últimos 15 años.
En este trabajo pueden apreciarse influencias compartidas por los autores, entre las que pueden identificarse a Dylan, Beatles y Rolling Stones y artistas uruguayos como Darnauchans o Cabrera.
Barrio virtual
Posteriormente conforma un nuevo grupo de apoyo integrado por los músicos Fernando Goicochea, Guzmán Peralta, Popo Romano y Luis Jorge Martínez. La banda, llamada “La virtual”, realizó su presentación en el mes de septiembre en una sala de teatro montevideana.
En noviembre de 2000 participa en el certamen convocado por AGADU “Tango Uruguayo para el Siglo XXI”, siendo seleccionado entre los 10 finalistas del mismo.
Junto a la Orquesta Filarmónica de Montevideo dirigida por el Mtro. Federico García Vigil, brinda un espectáculo en la Sala Zitarrosa al final de dicho certamen, en el cual canta su tango “Música de bandoneón”.
Para su cuarto álbum, editado dos años más tarde, el artista cuenta con el apoyo de su banda a la que se suma la participación de Sergio Tubovitz y la intervención de varios músicos reconocidos del ámbito cultural uruguayo, como Hugo Fattoruso, Gastón Ciarlo “Dino”, Gastón Rodríguez y Lobo Núñez junto a su trío de tambores. El mismo, titulado “Barrio virtual” fue grabado en Estudios del Cordón por Luis Restuccia.
[...]En Barrio virtual, ya de entrada con “Lo que se espera de mí”, Bordoni lanza una suerte de antimanifiesto para establecer su postura frente al mundo. Quizá sin proponérselo, el artista creo un disco que bien podría servir de crónica de las últimas décadas. Por sus melodías desfilan una y otra vez diferentes personajes que han marcado la vida de muchos, situaciones con las que muchos podrían identificarse. Hay también una especie de bronca contenida bajo la superficie, la rabia de alguien que, por razones cronológicas, llegó tarde a muchos lugares y ha tratado desde entonces, armado de sus canciones, de alcanzar el tren del tiempo."
Alter
Su último disco “Alter”, fue editado en noviembre de 2006. El mismo, grabado en vivo abarca muchos de las canciones más representativas de su carrera, así como temas y relatos inéditos. Los músicos invitados que participaron de este espectáculo fueron Alejandro Ferradás, Tabaré Rivero, Guzmán Peralta, Darío Iglesias, Gastón Ciarlo y Gastón Rodríguez. Entre los temas inéditos se encuentra uno en coautoría con Eduardo Darnauchans.
Los Kafkarudos
En forma paralela a su actividad solista, Bordoni integra el grupo "Los Kafkarudos", junto a Gastón Ciarlo "Dino", Alejando Ferradás, Tabaré Rivero y Eduardo Darnauchans (fallecido antes de la edición de su primer álbum). En octubre de 2007 sale a la venta su álbum "Volumen II", cuyo repertorio estuvo integrado por canciones compuestas especialmente para esta obra. La misma contó con el apoyo instrumental de Shyra Panzardo en bajo, Leonardo Baroncini en batería y Ernesto Palmera en violín y la participación del poeta Macunaíma leyendo textos de su autoría.





El soldadito de plomo

Érase una vez... un niño que tenía muchísimos juguetes. Los guardaba todos en su habitación y, durante el día, pasaba horas y horas felices jugando con ellos. Uno de sus juegos preferidos era el de hacer la guerra con sus soldaditos de plomo. Los ponía enfrente unos de otros, y daba comienzo a la batalla. Cuando se los regalaron, se dio cuenta de que a uno de ellos le faltaba una pierna a causa de un defecto de fundición. No obstante, mientras jugaba, colocaba siempre al soldado mutilado en primera línea, delante de todos, incitándole a ser el más aguerrido. Pero el niño no sabía que sus juguetes durante la noche cobraban vida y hablaban entre ellos, y a veces, al colocar ordenadamente a los soldados, metía por descuido el soldadito mutilado entre los otros juguetes.

Y así fue como un día el soldadito pudo conocer a una gentil bailarina, también de plomo. Entre los dos se estableció una corriente de simpatía y, poco a poco, casi sin darse cuenta, el soldadito se enamoró de ella. Las noches se sucedían deprisa, una tras otra, y el soldadito enamorado no encontraba nunca el momento oportuno para declararle su amor. Cuando el niño lo dejaba en medio de los otros soldados durante una batalla, anhelaba que la bailarina se diera cuenta de su valor y por la noche , cuando ella le decía si había pasado miedo, él le respondía con vehemencia que no. Pero las miradas insistentes y los suspiros del soldadito no pasaron inadvertidos por el diablejo que estaba encerrado en una caja de sorpresas.

Cada vez que, por arte de magia, la caja se abría a medianoche, un dedo admonitorio señalaba al pobre soldadito. Finalmente, una noche, el diablo estalló. "¡Eh, tú!, ¡Deja de mirar a la bailarina!" El pobre soldadito se ruborizó, pero la bailarina, muy gentil, lo consoló: " No le hagas caso, es un envidioso. Yo estoy muy contenta de hablar contigo." Y lo dijo ruborizándose. ¡Pobres estatuillas de plomo, tan tímidas, que no se atrevían a confesarse su mutuo amor! Pero un día fueron separados, cuando el niño colocó al soldadito en el alféizar de una ventana. "¡Quédate aquí y vigila que no entre ningún enemigo, porque aunque seas cojo bien puedes hacer de centinela!" El niño colocó luego a los demás soldaditos encima de una mesa para jugar. Pasaban los días y el soldadito de plomo no era relevado de su puesto de guardia. Una tarde estalló de improviso una tormenta, y un fuerte viento sacudió la ventana, golpeando la figurita de plomo que se precipitó en el vacío. Al caer desde el alféizar con la cabeza hacia abajo, la bayoneta del fusil se clavó en el suelo.

El viento y la lluvia persistían. ¡Una borrasca de verdad! El agua, que caía a cántaros, pronto formó amplios charcos y pequeños riachuelos que se escapaban por las alcantarillas. Una nube de muchachos aguardaba a que la lluvia amainara, cobijados en la puerta de una escuela cercana. Cuando la lluvia cesó, se lanzaron corriendo en dirección a sus casas, evitando meter los pies en los charcos más grandes. Dos muchachos se refugiaron de las últimas gotas que se escurrían de los tejados, caminando muy pegados a las paredes de los edificios. Fue así como vieron al soldadito de plomo clavado en tierra, chorreando agua. "¡Qué lástima que tenga una sola pierna! Si no, me lo hubiera llevado a casa.", dijo uno . "Cojámoslo igualmente, para algo servirá", dijo el otro, y se lo metió en un bolsillo. Al otro lado de la calle descendía un riachuelo, el cual transportaba una barquita de papel que llegó hasta allí no se sabe cómo. "¡Pongámoslo encima y parecerá marinero!" Dijo el pequeño que lo había recogido. Así fue como el soldadito de plomo se convirtió en un navegante. El agua vertiginosa del riachuelo era engullida por la alcantarilla que se tragó también a la barquita.

En el canal subterráneo el nivel de las aguas turbias era alto. Enormes ratas, cuyos dientes rechinaban, vieron como pasaba por delante de ellas el insólito marinero encima de la barquita zozobrante. ¡Pero hacía falta más que unas míseras ratas para asustarlo, a él que había arrastrado tantos y tantos peligros en sus batallas! La alcantarilla desembocaba en el río, y hasta él llegó la barquita que al final zozobró sin remedio empujada por remolinos turbulentos. Después del naufragio, el soldadito de plomo creyó que su fin estaba próximo al hundirse en las profundidades del agua. Miles de pensamientos cruzaron entonces por su mente, pero sobre todo, había uno que le angustiaba más que ningún otro: era el de no volver a ver jamás a su bailarina... De pronto, una boca inmensa se lo tragó para cambiar su destino. El soldadito se encontró en el oscuro estómago de un enorme pez, que se abalanzó vorazmente sobre él atraído por los brillantes colores de su uniforme.


Sin embargo, el pez no tuvo tiempo de indigestarse con tan pesada comida, ya que quedó prendido al poco rato en la red que un pescador había tendido en el rió. Poco después acabó agonizando en una cesta de la compra junto con otros peces tan desafortunados como él. Resulta que la cocinera de la casa en la cual había estado el soldadito, se acercó al mercado para comprar pescado. "Este ejemplar parece apropiado para los invitados de esta noche.", dijo la mujer contemplando el pescado expuesto encima de un mostrador. El pez acabó en la cocina y, cuando la cocinera la abrió para limpiarlo, se encontró sorprendida con el soldadito en sus manos. "¡Pero si es uno de los soldaditos de...!", gritó, y fue en busca del niño para contarle dónde y cómo había encontrado a su soldadito de plomo al que le faltaba una pierna. "¡Sí, es el mío!", exclamó jubiloso el niño al reconocer al soldadito mutilado que había perdido. "¡Quién sabe cómo llegó hasta la barriga de este pez! ¡Pobrecito, cuantas aventuras habrá pasado desde que cayó de la ventana!" Y lo colocó en la repisa de la chimenea donde su hermanita había colocado a la bailarina. Un milagro había reunido de nuevo a los dos enamorados.

Felices de estar otra vez juntos, durante la noche se contaban lo que había sucedido desde su separación. Pero el destino les reservaba otra malévola sorpresa: un vendaval levantó la cortina de la ventana y, golpeando a la bailarina, la hizo caer en el hogar. El soldadito de plomo, asustado, vio como su compañera caía. Sabía que el fuego estaba encendido porque notaba su calor. Desesperado, se sentía impotente para salvarla. ¡Qué gran enemigo es el fuego que puede fundir a unas estatuillas de plomo como nosotros! Balanceándose con su única pierna, trató de mover el pedestal que lo sostenía. Tras ímprobos esfuerzos, por fin también cayó al fuego. Unidos esta vez por la desgracia, volvieron a estar cerca el uno del otro, tan cerca que el plomo de sus pequeñas peanas, lamido por las llamas, empezó a fundirse. El plomo de la peana de uno se mezcló con el del otro, y el metal adquirió sorprendentemente la forma de corazón. A punto estaban sus cuerpecitos de fundirse, cuando acertó a pasar por allí el niño. Al ver a las dos estatuillas entre las llamas, las empujó con el pie lejos del fuego. Desde entonces, el soldadito y la bailarina estuvieron siempre juntos, tal y como el destino los había unido: sobre una sola peana en forma de corazón.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Ruben Rada

Omar Rubén Rada Silva (Montevideo, 16 de julio de 1943) conocido como "El Negro Rada", es un cantante, compositor y percusionista uruguayo.


Carrera artística
Sus primeros pasos en la música fueron a los doce años como integrante de la comparsa de negros y lubolos "Morenada". Su primer seudónimo fue "Zapatito", originado en que a esa edad ya calzaba zapatos talla europea 43. A los 17 debutó como frontman en la banda Los Hot Blowers, con el seudónimo "Richie Silver".
Los Hot Blowers
Este grupo de dixieland también estuvo integrado por el conductor y humorista televisivo Cacho De la Cruz. Por sus filas pasaron asimismo músicos como Federico García Vigil, Dietrich Orttman, Paco Mañosa, Morís Pardo, Ringo Thielman, Tomás "Chocho" Paolini, Guillermo Facal, Moisés Rouso, Ramón "Bebe" Alfonso, Enrique "Pelo" de Boni, Daniel Lencina y los hermanos Hugo y Osvaldo Fattoruso. Esta banda logró cierto reconocimiento regional, logrando editar tres álbumes EP y realizando una extensa gira por territorio chileno.
En las frecuentes presentaciones del grupo, tanto en vivo como por la televisión, Rada se ganó al público no solo por sus dotes musicales sino también por su faceta humorística y bromista, asociada desde aquel entonces con su figura.
El Kinto
En 1965 pasó a formar parte de El Kinto lo cual marcó sus inicios como músico profesional. El Kinto es reconocido ampliamente como pionero en ejecutar candombe con instrumentos eléctricos, tumbadoras, batería y, además, crear temas cantados en idioma español. El "Candombe-Beat", según definían ellos, era una mezcla de rock psicodélico, candombe, música brasileña y varios otros estilos. Se caracterizaron por un espíritu innovador, excelentes arreglos musicales. Las voces eran Rada, Mateo, Urbano Moraes y Walter Cambón. Junto a este grupo editó un LP.

Tótem
Tras El Kinto integró el grupo Tótem que, a pesar de que editó solo tres long plays y tuvo una trayectoria fugaz (1971 a 1973), se convirtió en una de las bandas más llamativas de la música rock uruguaya desde aquellos momentos hasta la actualidad. La fusión de elementos del rock and roll, la música latina y el candombe, amén de la influencia de autores como Carlos Santana, a la que se unió la particular voz de Rubén Rada, conformaron al grupo como uno de los puntos más altos de la música joven uruguaya, raramente superado desde entonces. Junto a Tótem grabó dos de los tres álbumes del grupo.
Opa
A mediados de los años 70, junto a los hermanos Hugo y Osvaldo Fattoruso, participó en las grabaciones del conjunto OPA, con quienes editó el disco "Magic time". Producido en los Estados Unidos, este álbum presentó una música fuertemente influida por el jazz-rock, muy en boga en esos días, incorporando el candombe uruguayo en éste y en los dos trabajos discográficos anteriores de la banda, los cuales fueron muy bien recibidos por la crítica especializada. Años después, ya en Uruguay, grabó junto a OPA otra obra que se tituló "Opa en vivo" y fue editada en 1988.
Carrera solista
Su primer álbum solista, Las Manzanas, fue editado en 1969. A partir de entonces ha grabado alrededor de 40 álbumes solistas y varios otros con la participación de otros músicos de renombre, como Eduardo Mateo, Hugo Fattoruso y Litto Nebbia. Muchos de estos álbumes son considerados clásicos uruguayos.
En la década de 1980 se radicó en Argentina y formó el grupo "La Banda", con el que logró instalarse con cierto éxito en el mercado porteño gracias a canciones condimentadas con el humor particular del artista.

En 1985 participó en el festival Varadero 85, celebrado en Cuba.
La música de Rada combina el estilo pop con sonidos típicamente uruguayos como los de los tambores del candombe o los coros de la murga típicos del carnaval uruguayo. Está estrechamente relacionada con el candombe y el estilo de tamborileo afro-uruguayo en el que participa frecuentemente. Además de ser muy conocido en Uruguay, Rada ha alcanzado cierto renombre fuera de su país y, en los últimos años, ha hecho grabaciones con casa disqueras internacionales como EMI Latino y Universal Records.
Los británicos Paul McCartney y Peter Gabriel y el cantante brasileño Milton Nascimento se cuentan entre sus admiradores. Colaboró con Jon Anderson en su álbum "Deseo" de 1994.
Ha publicado trabajos para niños y realizado espectáculos dirigidos al público menudo, últimamente con el personaje "Ruben Ra".
Como actor cómico, integró la troupe del célebre programa humorístico Telecataplum, que se transmitió tanto en el Uruguay como en la Argentina durante la primera parte de la década de 1960.
En 2006, lanzó el disco "Richie Silver", el cual editó bajo ese seudónimo, retomando una invención de sus primeros años de carrera y grabando con este "alter ego" ritmos soul.
En 2007 integró el elenco de una telecomedia de la televisión uruguaya, "La oveja Negra" junto a actores argentinos y uruguayos, interpretando a un músico de vida algo desordenada. Además, grabó un disco en vivo junto a Javier Malosetti en La Trastienda de Buenos Aires editado bajo el nombre de Varsovia.
En el 2008 editó Bailongo, un CD que en Uruguay sólo se distribuyó a través de la redes de cobranza Abitab. En octubre de 2008 Rada anunció que en 2009 dejará los escenarios. En una entrevista concedida al diario Clarín de Buenos Aires manifestó: "Tengo 65 años y vengo de cinco shows seguidos. Es mucho. Las notas que emito no tienen la misma nitidez de antes, ya no tengo la potencia para mantener un show de dos horas y media: me voy al falsete o bajo de tono. Eso me revienta: quiero que me recuerden como el negro que hacía piruetas con la voz. Además, soy responsable de 15 o 20 personas, y se hace pesado llevarlo con el canto. Como muchos artistas, estoy metido en la pelea de vender discos y figurar. Ya basta."

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Rub%C3%A9n_Rada

Caperucita roja

Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja. Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.
Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas... De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella. - ¿A dónde vas, niña?- le preguntó el lobo con su voz ronca. - A casa de mi Abuelita- le dijo Caperucita. - No está lejos- pensó el lobo para sí, dándose media vuelta. Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido -pensó-, no tengo nada que temer.

La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles. Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo. El lobo devoró a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta.
La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada. - Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes! - Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela. - Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes! - Son para oírte mejor- siguió diciendo el lobo. - Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes! - Son para...¡comerte mejoooor!- y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita. Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita.
Pidió ayuda a un segador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba. El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!.
Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó. En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su Abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mamá.

martes, 29 de diciembre de 2009

Jose María Aguilar

José María "Indio" Aguilar Porrás (San Ramón, Canelones, Uruguay, 7 de mayo de 1891 - † Buenos Aires, Argentina, 21 de diciembre de 1951), guitarrista, cantante y compositor uruguayo.


Aguilar es quien está en primer plano, a la derecha de la foto.
Hasta 1920 trabajó en Uruguay con el payador Juan Pedro López. Ese año cruzó el Río de la Plata con un compatriota para presentarse como guitarrista en el salón La Argentina y el Teatro Nacional de Buenos Aires. En 1922 grabó solos de guitarra para el sello discográfico RCA Víctor y el año siguiente un dúo con Maciel y más tarde con Pagés.
Fue acompañante de Agustín Magaldi (y de su dúo Magaldi-Noda), de Ignacio Corsini (quien fue el primero que lo secundó en las grabaciones de sus discos), Gómez-Vila, Pelaia-Catán, Alberto Vila, Adhelma Falcón (hermana de Ada Falcón) y Carlos Gardel, con quien viajó a Europa.
Sus composiciones llevan letras propias o fueron hechas en colaboración con Enrique Cadícamo, Celedonio Esteban Flores, José M. Macías, Eugenio Cárdenas o Juan Pedro López.
Merecen la cita sus tangos El abrojal, A mi palomita, El gran técnico, Cuando me entrés a fallar, Perro, Entre dos luces, Esa es mi tipo; sus estilos La espera, Al pie de la reja, El pañuelo de seda, El facón, La mañanita, Quejas y Luna gaucha; sus zambas Las margaritas y El biguá; su vals Cuando miran tus ojos, que tienen letras de Cele Flores, Francisco Brancatti, José A. Saldías, Ignacio Corsini, Atilio Supparo, Juan M. Velich, Eugenio Cárdenas, Salvador Riese, Cadícamo y que llevaron al disco Corsini, Magaldi, Rivero y otros cantores.
El Indio Aguilar grabó muchas obras de su propia producción: Manos brujas (fox-trot); Ofrenda gaucha (estilo); Las madreselvas (zamba); los tangos Milonguera, Flor campera, Trenzas negras, Al mundo le falta un tornillo, Tengo miedo y Lloró como una mujer; los valses Añoranzas, Aromas de El Cairo, Manuelita y Mala suerte.
También fue cantor y por 1925 formó el dúo Aguilar-Fugazot.
Su relación con Carlos Gardel no estuvo exenta de problemas, como aquellos que ocasionaron que el cantor lo echara de su conjunto hacia principios de la década del `30 (y que luego sería el eje de una larga discusión sobre la sexualidad de Gardel).
En 1934 Gardel, que por entonces filmaba en la Paramount en Nueva York, solicitó a Buenos Aires el envío de algunos de sus antiguos colaboradores: los guitarristas Riverol y Guillermo Barbieri. Con ellos fue Aguilar, reincorporado al equipo debido a su gran calidad como guitarrista.
Gardel lo bautizó con el apodo de Indio, por lo cual le obsequió una mascota y una cabeza de un indio diciéndole: "Tomá, acá tenés tu retrato". Aguilar dejó un libro inédito titulado Yo acompañé a Carlos Gardel. Aguilar estuvo presente en Medellín el 24 de junio de 1935, que terminó con la gira brillante que realizaba Carlos Gardel por América Latina tronchando su vida y la de todos sus compañeros. Años después, realizaría varias declaraciones sobre el accidente, bastante contradictorias entre sí. No obstante, resultan interesantes, como la que hizo para la extinguida revista Cine Argentino:
Ni bien salimos de Nueva York, pasamos a San Juan de Puerto Rico, donde llegamos a las 7 de la mañana. A pesar de lo temprano de la hora, había en el puerto una multitud tan extraordinaria aguardando su llegada, que se calculó entre veinte y veinticinco mil almas. Todos, al grito de ¡Gardel!... ¡Gardel!..., le tributaron un recibimiento triunfal, y los más cercanos a su persona lo llevaron en andas a la municipalidad. Allí, ante el pedido insistente de un empleado de la misma, Gardel, que nunca fue baquiano en eso de echar discursos, mientras miraba con cara de angustia a todos nosotros, que nos hallábamos en un auto, dijo textualmente, haciendo un esfuerzo: "Querido pueblo, estoy muy contento de que hayan venido a recibirme, y... esta noche los espero en el cine". Guillermo Barbieri, Riverol y yo no pudimos contenernos, y nos echamos a reír.
¡Calculen que eran como veinticinco mil personas! Esa tarde, alojados ambos en distintos hoteles, acudí a verlo a Carlos a la hora estipulada para el ensayo; con él se encontraban ya Le Pera, Barbieri y Riverol. Al llegar, me llamó la atención el que a toda asta estuviese enarbolado el pabellón argentino, y para pulsar mejor el ambiente, no me di a conocer al mozo, preguntándole el porqué del acontecimiento. "¡Cómo!... ¿No sabe? -me dijo-. Es por Gardel", y como yo siguiera ignorándolo, agregó en tono de suficiencia: "Pero, ¿no lo conoce?... Es el primer cantor del mundo..." Al rato, cuando se lo comuniqué a Carlos, no me quiso creer, y dirigiéndose a Le Pera, le dijo: "Andá a ver si es cierto lo que dice el Indio". Cuando supo que, en realidad, no había mentido, se puso muy contento, y mirándonos a todos, agregó: "Esta noche, muchachos, tenemos que dejarlo bien alto al mismo".
Cuando llegamos a Venezuela, la compañía que lo tomó contratado a Gardel, puso a su disposición un tren especial. Desde La Guayra hasta la capital, donde hay un promedio de 45 kilómetros, aproximadamente, la vía del ferrocarril era un hormiguero de gente que lo vitoreaba sin cesar. Fue tal el delirio que despertó entre las mujeres del pueblo, que el entonces presidente de la República, general Juan V. Gómez, mandó preguntar el motivo de esas manifestaciones. "Es que ha llegado el cantor argentino Carlos Gardel", le comunicaron. El general, que gustaba de la amistad de los artistas, le invitó entonces a que efectuara un recital en el Hotel Jardín, su residencia particular. En él, Carlitos, que se había enterado extraoficialmente de que el presidente tenía debilidad por los gallos de riña, al punto de poseer centenares de esa clase de animales, con la viveza que le era característica, comenzó cantando el famoso estilo Pobre gallo bataraz, ganándose de entrada el afecto del general, para terminar con otras dos canciones su programa. Inmediatamente yo ejecuté en la guitarra el tango La cumparsita al tiempo que le decía: "Con permiso, mi general, voy a ejecutar el himno uruguayo". En cuanto di término, me felicitó satisfecho, y esa noche hizo entregar a Carlos, por sus tres canciones, 10.000 bolívares de regalo.
Después de una estancia de 22 días en Venezuela, pasamos a Curazao, haciendo el trayecto en automóvil. Su chofer, Roberto, como los caminos eran sumamente angostos, iba, al par que manejaba, mirando detenidamente la carretera, para no correr el riesgo de caer en una cuneta. Carlos, que venía conmigo en la parte de atrás observando las maniobras, le dijo: "Tené cuidado, hermano, no nos matés, mirá que llevás dos glorias nacionales, y los argentinos no te lo perdonarían nunca". En esa localidad estuvimos tres días, complementándose su actuación con la película(1) Noches de Buenos Aires que yo había filmado en ésta con Tita Merello.
Luego fuimos a Barranquilla, y de ahí a Cartagena, recorriendo la mayoría de los pueblos. A las 11 de la mañana llegamos a esta localidad, soportando un calor excesivo. Carlos, completamente agotado por el clima, se quedó en paños menores, lo mismo que todos nosotros, dispuesto a no recibir a nadie.
En eso estábamos, cuando el portero del hotel nos anunció que todo un colegio venía a darle la bienvenida. Carlitos se hacía cruces: "¡Un colegio entero! ¿Qué hago?" Al fin, en una corazonada, acudió: "Dígales que esperen". Se arregló lo mejor que pudo, y salió a recibirlos. Eran como 300 muchachas. Aquello era algo extraordinario. Carlos me miraba como diciendo "Tratá de arrancarme, Indio". Después de haber conversado unos instantes y rehusando firmar autógrafos por el calor insoportable, se fueron despidiendo, gracias a mi intervención.
Solamente una, ya señorita, y sin duda la más audaz, se quedó mirándolo: "Ya que no me ha firmado un autógrafo, permítame que le estreche la mano". Carlos se sonrió pero al inclinarse, ella en un movimiento rapidísimo, le tomó la cara con las dos manos y lo besó, y echó a correr. Sorprendido por la actitud, no pudo menos que festejar la ocurrencia: ¡la pobre era horriblemente fea...!
En Medellín estuvimos primero cuatro días, y Carlos cantó en la plaza de toros más importante de la localidad, con un éxito clamoroso, para pasar a Bogotá, donde llegamos el 12 de junio y permanecimos ocho días, hasta el 20.
En el transcurso del viaje, uno de sus secretarios, Corpas Moreno —un muchacho argentino que conocimos en Nueva York, donde trabajaba de boxeador y Gardel se encariñó con él y lo incluyó en nuestra troupe en calidad de ayudante—, tomó a más de mil metros de altura una foto, ya popular en el ambiente, en la que aparecemos todos los que sufrimos la catástrofe. No es cierto que esa foto haya sido tomada por otras personas, como se ha dicho en más de una ocasión. Recuerdo perfectamente que, apenas registrada la misma, Corpas Moreno tuvo la mala ocurrencia de decirle a Carlos: "Mirá si el avión se viene abajo". Gardel, que les tenía terror a los aviones, se enojó mucho con él y lo reprendió.
Rumbo a la localidad de Cali, a la que no pudimos llegar, nos dirigíamos después de haber actuado ocho días en Bogotá, que resultaron magníficos, cuando un desperfecto del trimotor, debido posiblemente al excesivo peso que llevaba, hizo que descendiéramos en Medellín forzosamente, y gracias a la pericia del piloto Ernesto Samper Mendoza, que logró estabilizar el aparato, no perecimos en ese entonces. Esto fue apenas una hora antes de que se produjera el accidente.
Una vez en Medellín, resolvimos almorzar para seguir luego rumbo a Cali. Así lo hicimos, comenzando a tomar ubicación en el siguiente orden: primero el señor Celedonio Palacios (dueño de un cine de Barranquilla); luego Henry Swart (gerente de la Universal Pictures de Colombia), Alfredo Le Pera, Guillermo Barbieri, Corpas Moreno, Riverol, Plajá (el subpiloto, que también hacía de profesor de idiomas de Carlos), Ernesto Samper Mendoza (el piloto), Carlos Gardel y seguidamente yo. Recuerdo que en el momento de ascender, Carlos volvió la cabeza para decirme:
—Bueno, Indio, nos queda una hora y cuarto, y después, aunque se rompan todos estos bichos, no nos subimos nunca más a uno.
¡Pobre Carlitos! ¡Cuán lejos estaba de soñarse que minutos más tarde iba a quedar convertido en cenizas! El último en entrar fue el señor Grant Flynn, que era el que cerraba las puertas. Antes de hacerlo, trajeron doce tambores de películas que debían pasar esa noche conjuntamente con la función de Gardel. El piloto Samper se opuso tenazmente a llevarlas, alegando ser demasiado peso para el trimotor, pero contra su negativa, y después de mucho discutir, se dispuso que fueran. Inmediatamente Flynn se dio a la tarea de colocar a todos la correa de seguridad. Yo fui el único que me resistí a ello; por eso logré salir del aparato. Las últimas palabras que pronunció Gardel fueron para pedirme un caramelo y un poco de algodón para los oídos.
—¿Qué estás comiendo, Indio? —me dijo al advertir que yo estaba masticando.
—Chicle —le contesté.
—Bueno, dame. ¿Tenés algodón?
Apenas tuvo tiempo de colocárselo. El avión, que había comenzado su marcha, no conseguía despegarse del suelo. Me parece que por una rara intuición todos presentimos la catástrofe y nos miramos. Samper, que hacía esfuerzos desesperados para despegar, no pudo evitar el choque de su trimotor F 31 con el superavión Manizales.
Se alcanzó a escuchar un ruido sordo y enorme, y los dos pájaros del aire ardieron instantáneamente. Por instinto de conservación, no sé cómo ni cuándo, me largué por una abertura del trimotor, ya cubierto en llamas, pero no pude hacerlo sino por un instante. Reconocí los gritos de Gardel, Le Pera y Riverol, que eran tan desgarradores que, enloquecido de desesperación, me lancé a las llamas para auxiliarlos, defendiéndome con un pedazo de saco que me quedaba. Pero no conseguí hacerlo. Al único que alcancé a ver fue a Corpas Moreno, y tenía la cabeza separada del cuerpo. Aquello era infernal y dantesco; nos estábamos quemando vivos, nos estaban ardiendo las carnes. El público, aunque numeroso, no atinaba a nada, petrificado de espanto. Yo, que no perdí el conocimiento sino recién a las 48 horas, pedía a gritos que trajesen un taxi. La gente, atolondrada, sin saber qué hacer, no me comprendía, dificultando aun más el ser atendidos. Cuando pude estar en pie, mucho después, supe que allí a los taxis los llamaban "carros". De ahí la confusión.
Del avión Manizales murieron todos; del nuestro, sólo quedamos Flynn, Plajá y yo. Según me han informado, el primero está sin vista y sin manos, y el segundo, demente. La impresión que no se podrá borrar nunca de mí fue la causada por Riverol, el guitarrista. Estábamos ubicados en distintos cuartos, el buen compañero tuvo una agonía terrible. Me pedía que no lo dejase morir. ¡Si hubiera podido hacerlo!
—¡Tengo ocho hijos, Aguilar; ocho hijos y señora; pedí consulta con los médicos, pero no me dejés morir!
Todo en vano; dos días después o sea el 26 a las tres de la madrugada, en un ataque de demencia, saltó de la cama y echó a correr por el sanatorio. Se desangró horriblemente; cuando lo trajeron murió...

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_Aguilar_Porr%C3%A1s

lunes, 28 de diciembre de 2009

El flautista de Hamelin

Hace mucho, muchísimo tiempo, en la próspera ciudad de Hamelín, sucedió algo muy extraño: una mañana, cuando sus gordos y satisfechos habitantes salieron de sus casas, encontraron las calles invadidas por miles de ratones que merodeaban por todas partes, devorando, insaciables, el grano de sus repletos graneros y la comida de sus bien provistas despensas. Nadie acertaba a comprender la causa de tal invasión, y lo que era aún peor, nadie sabía qué hacer para acabar con tan inquietante plaga. Por más que pretendían exterminarlos o, al menos, ahuyentarlos, tal parecía que cada vez acudían más y más ratones a la ciudad. Tal era la cantidad de ratones que, día tras día, se enseñoreaba de las calles y de las casas, que hasta los mismos gatos huían asustados.

Ante la gravedad de la situación, los prohombres de la ciudad, que veían peligrar sus riquezas por la voracidad de los ratones, convocaron al Consejo y dijeron: "Daremos cien monedas de oro a quien nos libre de los ratones". Al poco se presentó ante ellos un flautista taciturno, alto y desgarbado, a quien nadie había visto antes, y les dijo: "La recompensa será mía. Esta noche no quedará ni un sólo ratón en Hamelín". Dicho esto, comenzó a pasear por las calles y, mientras paseaba, tocaba con su flauta una maravillosa melodía que encantaba a los ratones, quienes saliendo de sus escondrijos seguían embelesados los pasos del flautista que tocaba incansable su flauta.

Y así, caminando y tocando, los llevó a un lugar muy lejano, tanto que desde allí ni siquiera se veían las murallas de la ciudad. Por aquel lugar pasaba un caudaloso río donde, al intentar cruzarlo para seguir al flautista, todos los ratones perecieron ahogados. Los hamelineses, al verse al fin libres de las voraces tropas de ratones, respiraron aliviados. Ya tranquilos y satisfechos, volvieron a sus prósperos negocios, y tan contentos estaban que organizaron una gran fiesta para celebrar el feliz desenlace, comiendo excelentes viandas y bailando hasta muy entrada la noche.

A la mañana siguiente, el flautista se presentó ante el Consejo y reclamó a los prohombres de la ciudad las cien monedas de oro prometidas como recompensa. Pero éstos, liberados ya de su problema y cegados por su avaricia, le contestaron: "¡Vete de nuestra ciudad!, ¿o acaso crees que te pagaremos tanto oro por tan poca cosa como tocar la flauta?". Y dicho esto, los orondos prohombres del Consejo de Hamelín le volvieron la espalda profiriendo grandes carcajadas.

Furioso por la avaricia y la ingratitud de los hamelineses, el flautista, al igual que hiciera el día anterior, tocó una dulcísima melodía una y otra vez, insistentemente. Pero esta vez no eran los ratones quienes le seguían, sino los niños de la ciudad quienes, arrebatados por aquel sonido maravilloso, iban tras los pasos del extraño músico. Cogidos de la mano y sonrientes, formaban una gran hilera, sorda a los ruegos y gritos de sus padres que en vano, entre sollozos de desesperación, intentaban impedir que siguieran al flautista. Nada lograron y el flautista se los llevó lejos, muy lejos, tan lejos que nadie supo adónde, y los niños, al igual que los ratones, nunca jamás volvieron. En la ciudad sólo quedaron sus opulentos habitantes y sus bien repletos graneros y bien provistas despensas, protegidas por sus sólidas murallas y un inmenso manto de silencio y tristeza.

Y esto fue lo que sucedió hace muchos, muchos años, en esta desierta y vacía ciudad de Hamelín, donde, por más que busquéis, nunca encontraréis ni un ratón ni un niño.

Julio Gallego

Julio Gallego (6 de abril de 1929, San José – 2000) escritor y payador humorístico uruguayo.


Biografía
En su infancia se radicó en la localidad de Libertad, cultivando su arte sin que lo supiera su padre. El seudónimo que adoptó para el resto de su vida surge en ocasión de su debut artístico en radio CX 24 “La Voz del Aire”, en el cual, el también payador Conrado Gallego lo presenta como su hermano.
En años siguientes realizo giras por muchos puntos del Uruguay, así como por escenarios internacionales, recorriendo varios países de América Latina. Asimismo brindó recitales en España en 1966 y en Estados Unidos en 1978. Tuvo una prolífica producción discográfica de alrededor de veinte álbumes, en solitario o compartidos con el también payador Abel Soria, con quien cultivo una estrecha amistad y del cual fue su principal interprete.
El 9 de mayo de 1987, brindando un concierto con Carlos Rodríguez en la ciudad de Treinta y Tres, sufre una hemiplejía que le impidió continuar su carrera artística. Falleció en el año 2000.




domingo, 27 de diciembre de 2009

La casita de chocolate

Allá a lo lejos, en una choza próxima al bosque vivía un leñador con su esposa y sus dos hijos: Hansel y Gretel. El hombre era muy pobre. Tanto, que aún en las épocas en que ganaba más dinero apenas si alcanzaba para comer. Pero un buen día no les quedó ni una moneda para comprar comida ni un poquito de harina para hacer pan. "Nuestros hijos morirán de hambre", se lamentó el pobre esa noche. "Solo hay un remedio -dijo la mamá llorando-. Tenemos que dejarlos en el bosque, cerca del palacio del rey. Alguna persona de la corte los recogerá y cuidará".

Hansel y Gretel, que no se habían podido dormir de hambre, oyeron la conversación. Gretel se echó a llorar, pero Hansel la consoló así: "No temas. Tengo un plan para encontrar el camino de regreso. Prefiero pasar hambre aquí a vivir con lujos entre desconocidos". Al día siguiente la mamá los despertó temprano. "Tenemos que ir al bosque a buscar frutas y huevos -les dijo-; de lo contrario, no tendremos que comer". Hansel, que había encontrado un trozo de pan duro en un rincón, se quedó un poco atrás para ir sembrando trocitos por el camino.

Cuando llegaron a un claro próximo al palacio, la mamá les pidió a los niños que descansaran mientras ella y su esposo buscaban algo para comer. Los muchachitos no tardaron en quedarse dormidos, pues habían madrugado y caminado mucho, y aprovechando eso, sus padres los dejaron. Los pobres niños estaban tan cansados y débiles que durmieron sin parar hasta el día siguiente, mientras los ángeles de la guarda velaban su sueño.

Al despertar, lo primero que hizo Hansel fue buscar los trozos de pan para recorrer el camino de regreso; pero no pudo encontrar ni uno: los pájaros se los habían comido. Tanto buscar y buscar se fueron alejando del claro, y por fin comprendieron que estaban perdidos del todo.

Anduvieron y anduvieron hasta que llegaron a otro claro. ¿A que no sabéis que vieron allí? Pues una casita toda hecha de galletitas y caramelos. Los pobres chicos, que estaban muertos de hambre, corrieron a arrancar trozos de cerca y de persianas, pero en ese momento apareció una anciana. Con una sonrisa muy amable los invitó a pasar y les ofreció una espléndida comida. Hansel y Gretel comieron hasta hartarse. Luego la viejecita les preparó la cama y los arropó cariñosamente.

Pero esa anciana que parecía tan buena era una bruja que quería hacerlos trabajar. Gretel tenía que cocinar y hacer toda la limpieza. Para Hansel la bruja tenía otros planes: ¡quería que tirara de su carro! Pero el niño estaba demasiado flaco y debilucho para semejante tarea, así que decidió encerrarlo en una jaula hasta que engordara. ¡Gretel no podía escapar y dejar a su hermanito encerrado! Entretanto, el niño recibía tanta comida que, aunque había pasado siempre mucha hambre, no podía terminar todo lo que le llevaba.

Como la bruja no veía más allá de su nariz, cuando se acercaba a la jaula de Hansel le pedía que sacara un dedo para saber si estaba engordando. Hansel ya se había dado cuenta de que la mujer estaba casi ciega, así que todos los días le extendía un huesito de pollo. "Todavía estás muy flaco -decía entonces la vieja-. ¡Esperaré unos días más!". Por fin, cansada de aguardar a que Hansel engordara, decidió atarlo al carro de cualquier manera. Los niños comprendieron que había llegado el momento de escapar.

Como era día de amasar pan, la bruja había ordenado a Gretel que calentara bien el horno. Pero la niña había oído en su casa que las brujas se convierten en polvo cuando aspiran humo de tilo, de modo que preparó un gran fuego con esa madera. "Yo nunca he calentado un horno -dijo entonces a la bruja-. ¿Por que no miras el fuego y me dices si está bien?". "¡Sal de ahí, pedazo de tonta! -chilló la mujer-. ¡Yo misma lo vigilaré!". Y abrió la puerta de hierro para mirar. En ese instante salió una bocanada de humo y la bruja se deshizo. Solo quedaron un puñado de polvo y un manojo de llaves. Gretel recogió las llaves y corrió a liberar a su hermanito. Antes de huir de la casa, los dos niños buscaron comida para el viaje. Pero, cual sería su sorpresa cuando encontraron montones de cofres con oro y piedras preciosas! Recogieron todo lo que pudieron y huyeron rápidamente.

Tras mucho andar llegaron a un enorme lago y se sentaron tristes junto al agua, mirando la otra orilla. ¡Estaba tan lejos! “¿Queréis que os cruce?”, preguntó de pronto una voz entre los juncos. Era un enorme cisne blanco, que en un santiamén los dejó en la otra orilla. ¿Y adivinen quien estaba cortando leña justamente en ese lugar? ¡El papá de los chicos! Sí, el papá que lloró de alegría al verlos sanos y salvos. Después de los abrazos y los besos, Hansel y Gretel le mostraron las riquezas que traían, y tras agradecer al cisne su oportuna ayuda, corrieron todos a reunirse con la mamá.

Francisco Canaro

Francisco Canaro es el nombre artístico de Francisco Canarozzo (San José de Mayo, 26 de noviembre de 1888 — Buenos Aires, 14 de diciembre de 1964), fue un compositor de tangos, violinista y director de orquesta uruguayo, que en 1940 se nacionalizó argentino. Se destaca el hecho que construyó su primer violín empleando envases de aceite de la fábrica donde trabajaba. Dicho violín de lata le serviría para iniciar su carrera y ganar dinero suficiente para comprar uno de madera. Su hazaña pudo haber inspirado al grupo musical argentino Les Luthiers, quienes emplean violines de lata con frecuencia.


Obra
Fue el creador del tango-milonga y también uno de los que más contribuyó a la extensión y popularidad del tango en Europa.





sábado, 26 de diciembre de 2009

El gato con botas

Érase una vez un viejo molinero que tenía tres hijos. Acercándose la hora de su muerte hizo llamar a sus tres hijos. "Mirad, quiero repartiros lo poco que tengo antes de morirme". Al mayor le dejó el molino, al mediano le dejó el burro y al más pequeñito le dejó lo último que le quedaba, el gato. Dicho esto, el padre murió.

Mientras los dos hermanos mayores se dedicaron a explotar su herencia, el más pequeño cogió unas de las botas que tenía su padre, se las puso al gato y ambos se fueron a recorrer el mundo. En el camino se sentaron a descansar bajo la sombra de un árbol. Mientras el amo dormía, el gato le quitó una de las bolsas que tenía el amo, la llenó de hierba y dejó la bolsa abierta. En ese momento se acercó un conejo impresionado por el color verde de esa hierba y se metió dentro de la bolsa. El gato tiró de la cuerda que le rodeaba y el conejo quedó atrapado en la bolsa. Se hecho la bolsa a cuestas y se dirigió hacia palacio para entregársela al rey. Vengo de parte de mi amo, el marqués Carrabás, que le manda este obsequio. El rey muy agradecido aceptó la ofrenda.

Pasaron los días y el gato seguía mandándole regalos al rey de parte de su amo. Un día, el rey decidió hacer una fiesta en palacio y el gato con botas se enteró de ella y pronto se le ocurrió una idea. "¡Amo, Amo! Sé cómo podemos mejorar nuestras vidas. Tú solo sigue mis instrucciones." El amo no entendía muy bien lo que el gato le pedía, pero no tenía nada que perder, así que aceptó. "¡Rápido, Amo! Quítese la ropa y métase en el río." Se acercaban carruajes reales, era el rey y su hija. En el momento que se acercaban el gato chilló: "¡Socorro! ¡Socorro! ¡El marqués Carrabás se ahoga! ¡Ayuda!". El rey atraído por los chillidos del gato se acercó a ver lo que pasaba. La princesa se quedó asombrada de la belleza del marqués. Se vistió el marqués y se subió a la carroza.

El gato con botas, adelantándose siempre a las cosas, corrió a los campos del pueblo y pidió a los del pueblo que dijeran al rey que las campos eran del marqués y así ocurrió. Lo único que le falta a mi amo -dijo el gato- es un castillo, así que se acordó del castillo del ogro y decidió acercarse a hablar con él. "¡Señor Ogro!, me he enterado de los poderes que usted tiene, pero yo no me lo creo así que he venido a ver si es verdad."
El ogro enfurecido de la incredulidad del gato, cogió aire y ¡zás! se convirtió en un feroz león. "Muy bien, -dijo el gato- pero eso era fácil, porque tú eres un ogro, casi tan grande como un león. Pero, ¿a que no puedes convertirte en algo pequeño? En una mosca, no, mejor en un ratón, ¿puedes? El ogro sopló y se convirtió en un pequeño ratón y antes de que se diera cuenta ¡zás! el gato se abalanzó sobre él y se lo comió. En ese instante sintió pasar las carrozas y salió a la puerta chillando: "¡Amo, Amo! Vamos, entrad." El rey quedó maravillado de todas las posesiones del marqués y le propuso que se casara con su hija y compartieran reinos. Él aceptó y desde entonces tanto el gato como el marqués vivieron felices y comieron perdices.

Bernardo Aguerre

Músico uruguayo, arreglador, compositor y guitarrista. Nació en Montevideo, Uruguay, el 12 de agosto de 1953.


Biografía
Director musical, arreglador y guitarrista del mítico cantante, compositor y poeta uruguayo Eduardo Darnauchans, con quien actuó entre 1981 y 1999 en Uruguay, Argentina y Brasil, llegando a compartir escenario con Bob Dylan, Paul Simon, Belchior y Joaquín Sabina.
Entre los años 1985 y 1987 forma parte de la banda que acompaña a José Carbajal, "El Sabalero", a su regreso a Uruguay después de largos años de exilio, junto a Alberto Magnone, Gustavo Etchenique, Carlos Ferreira y Jaime Roos. A partir de 1987 y hasta 1991 sustituye a éste último en la dirección musical de las sucesivas bandas de respaldo del famoso cantautor. Actúa en Uruguay, Argentina, Canadá y EE. UU. y participa en su registro fonográfico "Entre Putas y Ladrones" del año 1991.
Entre los años 1991 y 1998 es director musical, arreglador y guitarrista de la cantante y compositora Laura Canoura, con quien también actúa en vivo en Uruguay, Argentina y Brasil.
Desde el año 1998 hasta la actualidad es director musical, arreglador y guitarrista de la cantante y compositora Malena Muyala con quien actúa en Uruguay, Argentina y Venezuela.
Ha arreglado o acompañado en la guitarra a Fernando Cabrera, Vera Sienra, Emma Junaro, Leo Maslíah, Mariana Ingold, Estela Magnone, Dianne Denoir y Lágrima Ríos.
Formación artística
Desde el año 1974 estudia armonía y contrapunto con el Mtro. René Marino Rivero en el Conservatorio Falleri Balzo, guitarra con el Mtro. Amilcar Rodriguez Inda y composición, historia y ética de la música con los profesores Coriún Aharonián y Graciela Paraskevaídis en el llamado "Grupo de los 6" junto a Elbio Rodríguez Barilari, Leo Maslíah, Fernando Cabrera, Fernando Cóndon y Carlos Da Silveira. Asistió a numerosos Cursos Latinoamericanos de Música Nueva desarrollados en Brasil, así también como a Festivales y Cursos de música contemporánea en España y Holanda. Incursionó en la composición y ejecución dentro de la llamada Música Culta Contemporánea hasta el año 1981. De esa época son sus composiciones "Hoy buseca Hoy" (1979) para octeto de vientos, "Todo va mejor ¿?" (1980) para conjunto de botellas con agua y "En la cuerda floja" (1980, en coautoría con Fernando Cabrera) para dúo de guitarras.




Juan sin miedo

Érase una vez un matrimonio de leñadores que tenía dos hijos. Pedro, el mayor, era un chico muy miedoso. Cualquier ruido le sobresaltaba y las noches eran para él terroríficas. Juan, el pequeño, era todo lo contrario. No tenía miedo de nada. Por esa razón, la gente lo llamaba Juan sin miedo. Un día, Juan decidió salir de su casa en busca de aventuras. De nada sirvió que sus padres intentaron convencerlo de que no lo hiciera. El quería conocer el miedo. Saber que se sentía.

Estuvo andando sin parar varios días sin que nada especial le sucediese. Llegó a un bosque y decidió cruzarlo. Bastante aburrido, se sentó a descansar un rato. De repente, una bruja de terrible aspecto, rodeada de humo maloliente y haciendo grandes aspavientos, apareció junto a él.

¿Que ahí abuela? -saludo Juan con toda tranquilidad.

¡Desvergonzado! ¡Soy una bruja!

Pero Juan no se impresionó. La bruja intentó todo lo que sabía para asustar a aquel muchacho. Nada dio resultado. Así que se dio media vuelta y se fue de allí cabizbaja, pensando que era su primer fracaso como bruja.

Tras su descanso, Juan echó a andar de nuevo. En un claro del bosque encontró una casa. Llamo a la puerta y le abrió un espantoso ogro que, al ver al muchacho, comenzó a lanzar unas terribles carcajadas.

Juan no soportó que se riera de él. Se quitó el cinturón y empezó a darle unos terribles golpes hasta que el ogro le rogó que parase.

El muchacho pasó la noche en la casa del ogro. Por la mañana siguió su camino y llegó a una ciudad. En la plaza un pregonero leía un mensaje del rey.

Y a quien se atreva a pasar tres noches seguidas en este castillo, el rey le concederá la mano de la princesa.

Juan sin miedo se dirigió al palacio real, donde fue recibido por el soberano.

Majestad, estoy dispuesto a ir a ese castillo dijo el muchacho.

Sin duda has de ser muy valiente contestó el monarca. Pero creo que deberías pensarlo mejor.

Está decidido respondió Juan con gran seguridad.

Juan llegó al castillo. Llevaba años deshabitado. Había polvo y telarañas por todas partes. Como tenía frío, encendió una hoguera. Con el calor se quedó dormido.

Al rato, unos ruidos de cadenas lo despertaron. Al abrir los ojos, el muchacho vio ante él un fantasma.

Juan, muy enfadado por qué lo hubieran despertado, cogió un palo ardiendo y se lo tiró al fantasma.

Este, con su sábana en llamas, huyó de allí y el muchacho siguió durmiendo tan tranquilo.

Por la mañana, siguió recorriendo el castillo. Encontró una habitación con una cama y decidió pasar allí su segunda noche. Al poco rato de haberse acostado, escuchó lo que parecían maullidos de gatos. Y ante él aparecieron tres grandes tigres que lo miraban con ojos amenazadores.

Juan cogió la barra de hierro y empezó a repartir golpes. Con cada golpe, los tigres se iban haciendo más pequeños. Tanto redujeron su tamaño que, al final, quedaron convertidos en unos juguetones gatitos a los que Juan estuvo acariciando.

Llegó la tercera noche y Juan se echó a dormir. Al cabo de unos minutos escuchó unos impresionantes rugidos. Un enorme león estaba a punto de atacarlo. El muchacho cogió la barra de hierro y empezó a golpear al pobre animal, quien empezó a decir con voz suplicante: ¡Basta! ¡basta! ¡no me es más! ¡eres un bruto! ¿no te das cuenta de que me vas a matar?

A la mañana siguiente, Juan sin miedo apareció el palacio real. El rey, que no daba crédito a sus ojos, le concedió la mano de su hija y, a los pocos días se celebraron las bodas.

Juan estaba encantado con su esposa y se sentía muy feliz.

La princesa también lo estaba. Pero decidió que haría conocer el miedo a su marido.

Una noche, mientras Juan dormía, ella cogió una jarra de agua fría y se la derramó encima.

El pobre Juan creyó morir del susto. Temblaba de terror. Sus pelos estaban rizados y ¡conoció el miedo, por fin!

Juan una vez recuperado, agradeció su esposa haberle hecho sentir miedo, algo que todo el mundo conoce.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Marcos Abramovich

Marcos Abramovich Moreira (1976, Montevideo) es un compositor, guitarrista y cantante de música popular uruguaya.



Biografía

Nace un 6 de enero de 1976, hijo de Leticia Moreira y José Abramovich, su música son canciones electroacústicas con influencias de rock, funk, candombe, murga, folclore, reggae y otros géneros. Tiene 1 cd editado: "Frutas Planetas, Marcos Abramovich", disco para la familia (canciones de propia autoría).

Formación artística

Es temprana, ya en la panza de su madre durante todo el embarazo, ella realizo funciones de Canciones para no dormir la siesta. En 1986 con diez años actuaba en un espectáculo con su madre. En Argentina estudió tres años Bellas Artes, y realizó como percusionista varias presentaciones. En 1996 en el segundo festival de la canción, en Montevideo fue revelación de la canción, percusión con Cacho Tejera, Pedro Gularte, Jimmy Santos y otros. Su familia estuvo siempre muy vinculada y allegada a artistas, de todas las ramas. Ya en su vuelta a Uruguay estudió guitarra con Ney Peraza, tocó eventualmente con Cursi, hizo varios talleres recreativos, tuvo un espacio televisivo de recetas recitadas en canal 4.




Gonzalo Farrugia

Luis Gonzalo Farrugia (Treinta y Tres – Falleció Montevideo, 9 de enero de 2009), baterista uruguayo cuya trayectoria más importante puede ubicarse en los grupos Psiglo, Níquel, Porsuigieco y Crucis.


Biografía

Hacia 1971 forma junto a César Rechac, Luis Cesio, Jorge García Banegas y Ruben Melogno de la formación del grupo Psiglo, el cual es considerado uno de los grupos más importantes de la historia del rock sudamericano y se cuenta entre los 20 más importantes de la historia del "hard rock progresivo".
Luego del golpe de estado en Uruguay se radicó en Buenos Aires, donde participó en el proyecto Porsuigieco y en la banda Crucis.
A finales de 1978 se traslada a la ciudad mexicana de Tijuana, donde junto a Francisco Javier García, formó la Banda Municipal de Tijuana en 1980. En este marco graba una nueva versión del Himno Nacional Mexicano con base en las partituras oficiales, la cual fue adoptada por el gobierno de ese país como la oficial.
Compartió escenarios con músicos como los uruguayos Eduardo Mateo y Jorge Nasser, entre otros, y los argentinos León Gieco, Charly García, David Lebón, Pappo Napolitano y Alejandro Lerner.
El músico se suicida el 9 de enero de 2009.
Su colega Jorge Barral (Opus Alfa, Días de Blues), le ha compuesto una canción a modo de homenaje llamada "Es pa' tí", en la que colaboran los ex compañeros de Psiglo Rubén Melogno y César Rechac.




jueves, 24 de diciembre de 2009

Minotto Di Cicco

Minotto Di Cicco (11 de octubre de 1898, Montevideo - 9 de setiembre de 1979) fue un director de orquesta, bandoneonista y compositor uruguayo considerado una importante figura del tango. Su verdadero nombre era Minotti Di Cicco pero para su actuación artística lo adaptó para que sonara mejor.
Primeros años


Di Cicco estuvo vinculado desde su infancia con la música pues su hermano Ernesto era bandoneonista y otro de nombre Fioravanti, pianista. Comenzó a estudiar piano y solfeo a los doce años, luego pasó a practicar el acordeón y finalmente el bandoneón que aprendió a tocar con el director de orquesta Alberto Rodríguez, que más adelante integró la orquesta de Osvaldo Fresedo.
Debutó profesionalmente con el pianista Carlos Warren y el violinista Ataliva Galup en el café "Petit Salón" de la ciudad de Montevideo. En 1915 formó un trío en el que ejecutaba el bandoneón acompañado por el piano de Alberto Alonso y el violín de Luciano Aturaola con el que actuaban en el Bar Trianón de la calle Andes entre San José y Soriano de Montevideo. Más adelante se incorporó también el violinista Federico Lafémina y pasaron al Café Nuevo de la calle 18 de julio y Ejido, donde trabajaron con éxito varias temporadas. En 1917 los violinistas pasaron a ser Juan José Castellanos y Juan Trócoli y con el nombre de Orquesta Alonso-Minotto viajaron a Buenos Aires y grabaron para la Víctor diez y ocho temas, entre los cuales estaban "La cumparsita" y Marquezito, un tango de Minotto.
Al regresar a Montevideo la orquesta trabajó en el "Moulin Rouge" y luego Francisco Canaro lo llamó para cubrir el puesto dejado por Osvaldo Fresedo; fue así que Minotto integró la orquesta gigante Firpo-Canaro que animó los carnavales de 1918 en Rosario.
A fines de 1921 Minotto formó su propio conjunto con esta integración:
• Fioravanti Di Cicco (piano, reemplazado luego por Francisco De Caro);
• Minotto, Ernesto Di Cicco (bandoneón)
• Eustaquio Laurenz (bandoneón)
• Horacio Zito (violín)
• Juan Trócoli (violín)
Más adelante también se incorporó el violinista Julio De Caro.
En 1922 la Orquesta Minotto hizo grabaciones para la Víctor con maxixas, pasodobles y los tangos: "Fruta prohibida", de Enrique Delfino, "Pura espuma", de Emilio Ferrer, y "Picaflor", de Pascual Mazzeo en tanto continuaba sus presentaciones en Montevideo. Más adelante Minotto se radicó en Buenos Aires y comenzó a trabajar en el cine Select Buen Orden y luego en el Select Suipacha y en el Bar Richmond de la calle Florida.
En 1923 Minotto dejó la orquesta para volver a tocar en la orquesta de Francisco Canaro reemplazando a Anselmo Aieta en pareja con Juan Canaro. Luego de realizar un viaje a Europa hizo en enero de 1924 un concierto de bandoneón solista en la Radio Paradizábal de Montevideo.
Falleció en Montevideo, ya retirado, el 9 de septiembre de 1979.



miércoles, 23 de diciembre de 2009

Daniel Maza

Daniel Omar Correa Suárez, apodado Maza en su juventud, (nacido en 1959 en el barrio montevideano de Cerro, Uruguay) es un reconocido bajista uruguayo.


Se dedicó a varios estilos musicales, pero actualmente se dedica al bolero, el jazz y el funk. Trabajó durante muchos años con Luis Salinas.




martes, 22 de diciembre de 2009

César Amaro

César Amaro (Montevideo, 25 de octubre de 1948) es un guitarrista uruguayo, alumno del Maestro Abel Carlevaro.


Sus giras en diversos festivales por el mundo lo sitúan como un referente de la música clásica. Ha realizado conferencia, conciertos y homenajes sobre Agustín Barrios por todo el mundo.(Suiza, España, Italia, Alemania) Es considerado uno de los primeros en difundir el arte de Barrios desde el año 1962 cuando muy pocos aún lo promocionaban. Tiene muchas grabaciones y además 3 discos sobre su música incluyendo 6 piezas inéditas, aún no publicadas de las cuales él posee los manuscritos. Leyenda Guaraní, Luisito, Rancho quemado, Vidalita con variaciones, Romance de la India Muerta y Grano de Arena. Además Amaro es Asesor Artístico del Movimiento Agustín Pío Barrios de San Juan Bautista de las Misiones Paraguay, lugar donde nació dicho compositor. Fue nombrado el pasado 4 de mayo de 2007.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A9sar_Amaro

El Club de Tobi

El Club de Tobi, Cuarteto de Cuerdas uruguayo iniciada en 1996 por Mario Gulla (violín), Fernando Rosa (violín), Fernando Luzardo (viola) y Bruno Masci (Cello). Se caracteriza por un repertorio musical popular que va desde el Rock hasta el folclore y la experimentación sonoro musical.



Trayectoria

Constituido como un cuarteto de cuerdas clásico (2 violines, viola y cello), El Club de Tobi se forma en 1996 comenzando a tocar en la vía pública montevideana, en la Peatonal Sarandí y en el underground uruguayo.
Su repertorio está constituido básicamente por temas del cancionero popular rioplatense por lo que ejecutan versiones de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, pero también incluyen a músicos como Jimi Hendrix, The Beatles, Bob Marley, entre otros.
Con un sonido particular, El Club de Tobi se gana un espacio en la escena musical montevideana y comienzan a tocar en pequeños teatros y auditorio informales.
Debido a su ductilidad escénica y a lo ecléctico de su repertorio, El Club de Tobi ha compartido escenarios con Charly García, Skay Beilinson en el mega festival de Córdoba Cosquín Rock
Siempre experimentando, El Club de Tobi ha musicalizado el clásico del cine surrealista Un Perro Andaluz de Luis Buñuel con notable éxito en Cinemateca Uruguaya.
Graban a finales del 2007, su primer disco en vivo. La grabación fue durante un espectacular show en el teatro Solís. El nombre del nuevo disco "Marimbondo" (Koala Records - Sony BMG)

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/El_Club_de_Tobi

lunes, 21 de diciembre de 2009

Daniel Viglietti

Daniel Alberto Viglietti Indart (n. 24 de julio de 1939, Montevideo) cantante, compositor y guitarrista es uno de los mayores exponentes del canto popular de Uruguay.


Nacido el 24 de julio de 1939 en el seno de una familia de músicos - su madre es la pianista Lyda Indart y su padre el guitarrista Cédar Viglietti -. Desde niño entra en contacto con la música clásica y popular y estudia guitarra con los maestros Atilio Rapat y Abel Carlevaro. Adquiere así una sólida formación como concertista para luego dedicarse, en los años 1960, principalmente a la música popular.
Durante esta década desarrolla una intensa actividad como autor-compositor, cantor, docente y locutor en radio, que se inscribe en una creciente movilización popular en Uruguay. Participa en el semanario Marcha, y crea y dirige el Núcleo de Educación Musical (Nemus). Su primera obra discográfica es “Impresiones para canto y guitarra y canciones folclóricas” en 1963, a la que le seguirán cinco producciones más hasta 1973.
Su obra adquiere un carácter radical de fuerte contenido social y de izquierda, con letras asociadas a las luchas populares en Uruguay y en Latinoamérica. En el marco de represión de los movimientos de izquierda que precedió al golpe de estado cívico-militar de 1973, Viglietti es preso en 1972. La campaña por su liberación desde el exterior fue encabezada por nombres como Jean Paul Sartre, François Mitterrand, Julio Cortázar y Oscar Niemeyer.
En 1973 comienza su exilio en Argentina, que después continuará en Francia donde vivió por 11 años. Durante el exilio compone menos, todas las canciones de entonces sólo se publican a su regreso, en un disco grabado en vivo, "no por casualidad" titulado "Trabajo de Hormiga". No obstante, continúa un intenso trabajo periodístico y radiofónico, y sobre todo recorre el mundo en giras musicales solidarias, llevando su canto y denunciando la dictadura en el Uruguay y varios países de Latinoamérica.
Su exilio termina con su regreso a Montevideo el 1 de septiembre de 1984, donde es recibido por miles de personas en un recital que recuerda como "el más emocionante en 40 años de carrera". Desde entonces edita y reedita numerosos trabajos entre los que se destaca, en particular, el titulado A dos voces con Mario Benedetti en 1985, reflejo discográfico de numerosos recitales realizados junto al gran poeta uruguayo durante el exilio compartido por ambos.
Durante muchos años, fue imposible encontrar sus discos de antes de la dictadura, debido a la compra del sello Orfeo por multinacionales de la música con otros intereses y a los contratos leoninos que lo ligaban a este sello. Recién en 1999, después de un largo juicio, Viglietti logra recuperar sus derechos. Remasterizados por él mismo, sus discos de los 60 y 70 son entonces re-editados en CD por el sello Ayuí - Tacuabé.
Su obra
Su obra musical se caracteriza por una particular mezcla entre elementos de música clásica y del folclore uruguayo y latinoamericano. Desde "Hombres de nuestra tierra", su segundo disco a dos voces con Juan Capagorry, inicia un trabajo compartido con escritores, musicalizando luego poemas de Líber Falco, César Vallejo, Circe Maia, los españoles Rafael Alberti y Federico García Lorca, el cubano Nicolás Guillén entre otros.
Entre sus composiciones más conocidas están A desalambrar, Canción para mi América, Milonga de andar lejos y Gurisito. Su obra tiene proyección mundial, siendo interpretada por cantantes de varias nacionalidades, como Víctor Jara, Amparo Ochoa, Isabel Parra, Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa, Chavela Vargas y Soledad Bravo entre muchos otros.




sábado, 19 de diciembre de 2009

Alfredo Zitarrosa

Alfredo Zitarrosa (n. 10 de marzo de 1936 en Montevideo, Uruguay; m. 17 de enero de 1989 en la misma ciudad) fue un cantante, compositor, poeta, escritor y periodista uruguayo, considerado una de las figuras más destacadas de la música popular de su país y de toda América Latina.



Hijo natural de Jesusa Blanca Nieve Iribarne (Blanca), que con 19 años lo dio a luz en el Hospital Pereira Rossell, de Montevideo, es anotado como Alfredo Iribarne.

A poco de nacer, en circunstancias especiales, su madre lo "dio a criar" al matrimonio compuesto por Carlos Durán, hombre de varios oficios, y Doraisella Carbajal, por ese entonces empleada en el Consejo del Niño, pasando a ser Alfredo "Pocho" Durán, viviendo con ellos en diversos barrios de esa ciudad, trasladándose luego, entre 1944 y fines de 1947, al pueblo de Santiago Vázquez, con frecuentes visitas a la campaña cerca de Trinidad, capital del departamento de Flores, de donde era oriunda su madre adoptiva. Se ha señalado que esta experiencia infantil lo marcó para siempre, notándose en su repertorio la inclusión mayoritaria de ritmos y canciones de origen campesino, fundamentalmente milongas.

Regresó con su familia adoptiva, por breve tiempo, a Montevideo, para luego pasar a vivir, al comienzo de su adolescencia, con su madre biológica y el esposo de ésta, quien a la postre le diera su apellido, el argentino Alfredo Nicolás Zitarrosa, y su hermana recién nacida, al paraje denominado actualmente Rincón de la Bolsa, en el km. 29,500 de la vieja ruta a Colonia, departamento de San José. Afincado allí, cursaba el Liceo en Montevideo, adonde finalmente se trasladó en su temprana juventud, viviendo primero con el matrimonio Durán y luego en la pensión de la señora Ema, sita en la calle Colonia esquina Médanos (hoy Barrios Amorín), para ocupar después la famosa buhardilla de la casa que funcionaba también como pensión y era propiedad de Blanca Iribarne, su madre, ubicada en la calle Yaguarón (hoy Aquiles Lanza) 1021, enfrente de la plaza que actualmente lleva su nombre y a la vista del Cementerio Central. Trabajó, entre otros menesteres, como vendedor de muebles, de suscripciones a una sociedad médica, de oficinista y en una imprenta. Tiempo después, recordaría con especial afecto al que fuera su primer empleador, un tal Pachelo, que le fue presentado por uno de sus compañeros habituales de viaje en sus traslados diarios a Montevideo, durante la época liceal.

Se inició en las lides artísticas en 1954, como locutor de radio, incursionando como presentador y animador, libretista e informativista, e incluso como actor de teatro. Fue también escritor, poeta y periodista, destacándose, en esta última actividad, su labor en el semanario Marcha.

Encontrándose en Perú, forzado por las circunstancias y un poco fortuitamente, debutó profesionalmente como cantor en 1964, exactamente el día 20 de febrero, en un programa que se emitía por el Canal 13, Panamericana de Televisión, comenzando así una carrera que nunca se interrumpiría. Zitarrosa relata así su experiencia: "No tenía ni un peso, pero sí muchos amigos. Uno de ellos, César Durand, regenteaba una agencia de publicidad y por sorpresa me incluyó en un programa de TV, y me obligó a cantar. Canté dos temas y cobré 50 dólares. Fue una sorpresa para mí, que me permitió reunir algunos pesos…"

Poco después, al pasar por Bolivia de regreso a Uruguay, realizó varios programas en Radio Altiplano de la ciudad de La Paz, debutando posteriormente en Montevideo, allá por 1965, en el Auditorio del SODRE (Servicio Oficial de Difusión Radioeléctrica). Su participación en este espacio le sirvió de peldaño para ser invitado, a principios de 1966, al ya reconocido Festival de Cosquín, en Argentina, al que volvería en 1985.

Desde el principio, se estableció como una de las grandes voces del canto popular latinoamericano, con claras raíces de izquierda y folclóricas. Cultivaba un estilo contenido y varonil, y su voz gruesa y un típico acompañamiento de guitarras le dieron su sello característico.

Adhirió al Frente Amplio de la izquierda uruguaya, lo que le valió el ostracismo y finalmente el exilio durante los años de la dictadura. Sus canciones estuvieron prohibidas en Argentina, Chile y Uruguay durante los regímenes dictatoriales que gobernaron esos países. Vivió entonces, sucesivamente, en Argentina, España y México, a partir del 9 de febrero de 1976.

Levantada la prohibición de su música, como la de tantos en la Argentina luego de la Guerra de Las Malvinas, se radicó nuevamente en Buenos Aires, donde realizó tres memorables recitales en el Estadio Obras Sanitarias los primeros días del mes de julio de 1983. Casi un año después volvió a su país, donde tuvo una histórica y masiva recepción el 31 de marzo de 1984, la que fue descripta por él mismo como «la experiencia más importante de mi vida».

Entre las canciones que se convirtieron en grandes éxitos figuran Doña Soledad, Pa'l que se va, Crece desde el pie, Recordándote, Stéfanie, Adagio en mi país, Zamba por vos, El violín del Becho y el poema por milonga Guitarra negra.

Como poeta, fue galardonado por la Intendencia de Montevideo con el Premio Municipal de Poesía de 1959, por el libro Explicaciones, que nunca quiso publicar.

En 1988 vio la luz su libro de cuentos Por si el recuerdo, con relatos escritos en distintos momentos de su vida.

Su vida en sus creaciones

Como todo creador, Alfredo Zitarrosa nutre su obra de fuentes diversas. Aun así, en su caso particular es de destacar el alto componente autobiográfico, o la exposición de vivencias personales, que aparecen en sus creaciones.

Así tenemos, por ejemplo, que en el tema Pájaro rival refleja una honda preocupación existencial y hasta tiene una intuición premonitoria de su muerte próxima, ocurrida poco después de finalizar la grabación del disco donde está incluido, Sobre pájaros y almas, editado póstumamente en 1989:

Por sanar de una herida
he gastado mi vida
pero igual la viví
y he llegado hasta aquí.
Por morir, por vivir,
porque la muerte es más fuerte que yo
canté y viví en cada copla
sangrada querida cantada

nacida y me fui...

Esa herida de la que habla, más allá de la duda existencial común a cualquier ser humano, tiene que ver con su particular historia personal, la que se refleja en Explicación de mi amor, una canción donde reúne elementos de los tres padres que tuvo, fundamentalmente del biológico, que lo negó, y cuya sombra lo persiguió toda su vida:

Mi padre serás, como fuiste mi padre,
un gameto en la grieta cerrada del tiempo...
Mas mientras te busque en las cosas,
en tanto regreses sin que yo te llame o te olvide,
te pido que limpies mi amargo dolor;
por favor, que no sigas muriendo.

O de lo vivido con su padre adoptivo, Carlos Durán, al que acompañó en sus últimos días. Años después, así recordó el episodio: "Carlos no era mi padre y yo lo sabía. Era muy viejo para ser mi mejor amigo, pero cuando ya viudo me pidió que no lo abandonara, sentí que más que mi padrastro era mi hermano, y lo acompañé hasta el final, y lo enterré, con la ayuda de sus sobrinos auténticos, después de rescatarlo, desnudo, de la morgue del Hospital Militar. Su ataúd sonó como un bramido al dar un tumbo en el fondo del Panteón Policial del Buceo". (Se refiere al cementerio ubicado en el barrio montevideano conocido como El Buceo.)

...voz ronca de un órgano ya enmudecido,
ahí estás, larga caja de pino.

Rinde homenaje al mismo Carlos Durán, que había sido, entre otros oficios, policía ('milico', en el lenguaje popular) por necesidad, dedicándole uno de sus temas más emblemáticos, la Chamarrita de los milicos. Él lo explica de esta manera: "(…)Fue escrita de un tirón en la mesa de un bar de Bvar. Artigas y 18 de julio, el 27 de enero de 1970. Ese día había nacido mi hija Carla Moriana y yo sentía que le estaba escribiendo al que no pudo ser su abuelo, mi padre adoptivo, Carlos Durán, quien siendo hijo de coronel ‘colorado’, había terminado de ‘milico’ en los años 40. Pobres como éramos, yo recuerdo el gran revólver de mi padre, descargado, que él guardaba en un cajón del ‘trinchante’, después de quitarse ‘las correas’, cada noche o cada mañana, según las guardias. Las balas, siempre separadas, olían a todas las cosas que allí guardaba mamá. Yo no podía imaginarme de qué modo se abrían, ni qué demonios tendrían adentro que eran tan peligrosas. Pero eran, esas balas y ese revólver, el lujo subalterno de aquella humilde casa, una prenda del Estado -así me decían- que mi padre portaba como una penitencia no exenta de cierto orgullo vacilante."

Chamarrita cuartelera,
no te olvides que hay gente afuera,
cuando cantes pa’ los milicos,
no te olvides que no son ricos,
y el orgullo que no te sobre,
no te olvides que hay otros pobres.

En gran parte de sus canciones pone de manifiesto, también, su conocimiento del campo y el medio rural, adquirido durante su infancia en sus frecuentes visitas a los hermanos de su madre adoptiva, particularmente su tío José Pepe Carbajal. Dijo él al respecto: "Todas las vacaciones, en el tiempo de verano, yo me iba al centro mismo del país, a la ciudad de Trinidad, capital del departamento de Flores, que -tal vez- es el más atrasado de estos departamentos del interior del país; una zona eminentemente ganadera, de grandes latifundios (…) Allí yo he pasado los tres meses de verano, desde que recuerdo hasta los 12 años, desde muy pequeño hasta los 12 años. Allí, claro, aprendí todo lo que sé del campo, aunque más tarde viviera en el campo también, pero ya de adolescente. Aprendí a montar a caballo, a ordeñar; cosas del campo... a cazar".

Esta frecuentación hizo que tomara especial preferencia por la música campera, y que su personalidad se impregnara de rasgos campesinos, dándole algo más que elementos para sus creaciones. La milonga Mi tierra en invierno es una de ellas, en la que demuestra conocer muy bien distintas facetas del quehacer rural.

El apego al caballo y su especial cuidado, como elemento imprescindible en las tareas cotidianas:

…y aunque el caballo esté sano,
lo cuida de la garganta
que, aunque el caballo no canta,
lo ha de tener siempre a mano.
Las tareas con el ganado:

...porque llegado setiembre
será tiempo de castrar,
de marcar y descolar...

Las plagas:



...Hay que vigilar la hormiga
que hace pirva en campo llano...

O los tiempos de cosecha:

...se trilla el trigo en diciembre.

Alfredo Zitarrosa en 1968.En su temprana juventud, conchabado ya como locutor en la radio, en Montevideo, comienza a despertar su vocación artística y su gusto por la bohemia, y la noche y sus fantasmas. Son tiempos de experimentos diversos, en los que pone a prueba su capacidad en diferentes quehaceres del arte. La parte medular de esa etapa de su vida transcurre en el Barrio Sur, donde habita en una casa frente a una plaza, a la que también da el cementerio; ese lugar -barrio de negros, de candombe, de carnaval, de llamadas, de gente humilde, solidaria y fraterna- deja su impronta en la sensibilidad del joven Alfredo Zitarrosa, que tiene, desde siempre, una inclinación particular: quiere parecer mayor, mostrarse como una persona seria y circunspecta, por el gusto de hacerlo y también, quizá, porque siempre aparentó tener menos años de los que tenía. Llegaba a tal punto esta obsesión, que hasta se puso anteojos, que no necesitaba, para aumentarse la edad. Con el tiempo, y ya en su oficio de cantor, siempre se presentaría en sus actuaciones, en el lugar que fuera, vestido a la manera tradicional, con traje y corbata y con una apariencia rigurosamente formal.

Aparecen elementos y circunstancias relativos a esta etapa de su vida en varias canciones, una de ellas es Coplas del canto, donde afirma:

De tanto vivir frente
del cementerio
no me asusta la muerte
ni su misterio.

Y es una de sus canciones más reconocidas, Candombe del olvido, compuesta muchos años después, la que se inspira casi por completo en la evocación de ese tiempo:

Ya no recuerdo el jardín de la casa,
ya nadie me espera en la plaza.
Suaves candombes, silencios y nombres
de otros; se cambian los rostros.

Quién me dará nuevamente mi voz inocente,
mi cara con lentes.
Cómo podré recoger las palabras habladas,
sus almas heladas.
Qué duros tiempos, el ángel ha muerto,
los barcos dejaron el puerto.
Tiempo de amar, de dudar, de pensar y luchar,
de vivir sin pasado.
Tiempo raudal, una luz cenital
cae a plomo en la fiesta de Momo,
tiempo torrente que fluye;
por Isla de Flores llegan los tambores.
Fuego verde, llamarada,
de tus roncos tambores del Sur,
techos de seda bordada.
...el candombe es una planta que crece,
y hasta el cielo se estremece.

Hoy anduvo la muerte revisando los ruidos del teléfono, distintos bajo los dedos índices, las fotos, el termómetro, los muertos y los vivos, los pálidos fantasmas que me habitan, sus pies y manos múltiples, sus ojos y sus dientes, bajo sospecha de subversión... Y no halló nada... No pudo hallar a Batlle, ni a mi padre, ni a mi madre, ni a Marx, ni a Arístides, ni a Lenin, ni al Príncipe Kropotkin, ni al Uruguay ni a nadie... ni a los muertos Fernández más recientes... A mí tampoco me encontró... Yo había tomado un ómnibus al Cerro e iba sentado al lado de la vida.

Fragmento de El violín de Becho:

Porque a Becho le duelen violines
que son como su amor, chiquilines;
Becho quiere un violín que sea hombre,
que al dolor y al amor no los nombre.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Salón Illusión (Zona Cno. Maldonado)

Salón Illusion
Ahora en tu zona contamos con un amplio salón con capacidad para 130 personas sentadas, más pista de baile, barbacoa y estacionamiento cerrado.
Fiestas infantiles, payasos, inflables, cama elástica, animadores, tarjetas, etc.
Fiestas de 15 años, bodas, despedidas, reuniones de amigos
Lunch - Discoteca - Fotografía - Filmación - Pantalla gigante - Portero - Vajilla - Cristalería - Mantelería - Decoración
Mozos, souvenir, sector para jóvenes, puff, mesas ratonas
Facilidad de pagos
También trasladamos nuestros servicios al lugar que tu elijas
Por consultas de martes a viernes de 16 a 20 hs.
te esperamos en Génova 3510 esq. Abipones a 2 cuadras de Cno. Maldonado
Tel.: 094 700 514 - 096 628 366

Fiestas del domingo 16 de Agosto del 2015

En este día del niño empezamos de mañanita en el Hospital Pereira Rosell, en una linda fiesta que prepararon los funcionarios para todos los...